COPENHAGUE COMPRÓ SU PROYECTO PERO NO ENCONTRÓ CRÉDITO

Los bancos, a la defensiva: el negocio seguro ya no es garantía de crédito

Es un caso increíble e indignante. Un emprendedor barcelonés inventó una bicicleta eléctrica y el Ayuntamiento de Copenhague le compró 11.000 unidades. Feliz empezó a buscar un crédito para construirlas. Pero ningún banco le adelantó el dinero, a pesar de que el negocio era seguro. No hay prueba más clara de que el grifo del crédito está seco.

Las ruedas de sus bicicletas no se pinchan, pero el proyecto sí. Ni bancos ni inversores han financiado a Edu Sentís su proyecto. “Todos los cables son internos, tiene unas ruedas que no tienen aire, que son macizas, y lo que hace es que nunca se pinchen”, explica el emprendedor.

“En algunos casos nos decían que el importe era demasiado pequeño, en otros demasiado grande, en otros que el proyecto no estaba del todo terminado, aquí lo único que necesitaba era la industrialización, todo lo demás estaba hecho”, cuenta Edu Sentís.

En el caso de Edu el problema no ha sido el riesgo, aunque el presidente de los empresarios españoles iguala en la culpa a todos en la falta de crédito.

“Cuando vas a pedir crédito y te lo dan, ¿de quién es culpa? Es culpa de todos: del que lo pide, del que lo da, del que lo tiene que regular y que podría haber dicho, cuidado que nos estamos emborrachando”, reflexionaba el presidente de la patronal, Juan Rosell.

De puerta en puerta, y con un concurso por valor de 5,5 millones de euros ganado en Dinamarca, Edu ha tenido que vender su licencia. “Como no hemos podido fabricar y dejar el valor aquí, hemos tenido que licenciar los conocimientos a la empresa que lo va a financiar”, revela el emprendedor.

Una bici pública eléctrica, con navegador antivandálico y de la que no se han podido montar las 3500 unidades que tenía ya vendidas porque nadie ha confiado en ella.

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