Patrimonio agrosilvopastoril

Un día en los montes de León, una joya reconocida por la ONU amenazada por el éxodo y el cambio climático

Por el aprovechamiento sostenible para el desarrollo de sus actividades agrícolas y ganaderas, así como por el entorno en el que se realizan y la apuesta por el desarrollo rural, los montes de León han entrado a formar parte de una lista privilegiada donde solo hay 70 lugares en el mundo.

Cuando le pregunto a Víctor qué le parece que su espacio de trabajo y su lugar de residencia sean calificados patrimonio agrosilvopastoril, se le infla el pecho. Reconoce que "es todo un orgullo", aunque fuera de cámara tenemos que repetirle varias veces el término para que se le quede.

Los montes de León son uno de los conjuntos montañosos con más reconocimientos en España. No solo posee un parque nacional (Picos de Europa) y uno regional (Montañas de Riaño y Mompadre), sino que desde el año pasado, también han sido calificados por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, según sus siglas en inglés) con este título de nombre difícilmente pronunciable.

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¿Qué implica este reconocimiento? Significa entrar dentro del conjunto de Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial, o SIPAM, de la ONU y la FAO, que cuenta con apenas 70 enclaves por todo el mundo. Junto a ellas, también se han unido el cultivo de setas en China, el sistema agroforestal maya en México, la comunidad agropastoril en Marruecos y el paisaje alrededor del búfalo en Tailandia.

Víctor Fontecha es portavoz de ganadería de COAG en León y ganadero y apicultor en el pequeño pueblo de Valverde de la Sierra. Mantiene sus cabezas de ganado en extensivo, sus panales de abejas y sus prados. "Los acotamos, subimos a las vacas al terreno más elevado y de mejor hierba para que pasten y, en agosto, cuando terminamos de segar los prados, las bajamos acá y les da tiempo a los otros pastos a que se recuperen", nos explica.

Se llama pastoreo regenerativo, aunque Víctor y sus antepasados lleven haciéndolo desde antes de que existiera el término. "Es un trabajo que llevan haciendo nuestros antepasados y que lo estamos manteniendo, que no es poco", nos cuenta.

Un trabajo de cuidado del entorno que el propio medio ambiente, nos reconoce, se lo acaba devolviendo, ya que en esos montes encuentran "el suficiente pasto para alimentar nuestras vacas y para vivir cómodamente en un entorno tranquilo, que es lo importante".

4,9 millones de hectáreas de naturaleza, de las cuales algo más de 2,4 millones son propiedad de la Administración Pública. Un paraíso terrenal para la opinión personal de este redactor que se los ha recorrido para hacer el reportaje, así como un lugar idóneo para el desarrollo rural y del sector primario, según la ONU.

Una vez visitadas sus vacas, sus ovejas y cabras, sus caballos hispano-bretones y sus panales; nos montamos en su todoterreno y nos dirigimos al pueblo más cercano a Valverde de la Sierra, Boca de Huérgano. Una población de 412 habitantes, de las más grandes de la zona.

Allí, nos atiende Sandra García, propietaria de una pequeña tienda de productos de la zona llamada ‘Casa La Reina’. Ella nos asegura que la tienda "representa mi forma de vida, mi forma de pensar, lo que quiero transmitirle a mi hija pequeña. Y ver que eso va calando en ella es un orgullo tremendo".

En sus baldas y estantes se acumulan quesos, embutidos, cestas de mimbre, alfombras e incluso deportivas de caucho y lana. Todo producto "cercano, local y tradicional", nos recalca Sandra. Solo por poner un ejemplo, nos cuenta cómo hace sus pastas de té: “recogemos la leche al único ganadero que queda en la zona con vacas de leche. Y gracias a eso, él sigue ahí”.

Bicheando sus productos, también voy a parar a unos tarros de miel a la entrada de la tienda. Todos ellos, propiedad de Víctor. "Lo que no necesita uno de mí, lo necesito yo del otro. Y así funcionamos", nos resume lo que, en definitiva, es un éxito de la economía circular.

Con este título, la FAO no solo incluye a los montes de León en una lista. También se compromete a potenciar y financiar los sistemas vivos cuyas comunidades humanas favorecen su mantenimiento mediante prácticas basadas en la tradición, contribuyendo así…

  • a la agricultura sostenible,
  • al desarrollo rural y
  • a la seguridad alimentaria.

Dichas comunidades humanas dependen de estos ecosistemas para su sustento, mientras estos dependen de ellas para su mantenimiento sostenible. En román paladino: la dependencia mutua y positiva entre terruño y habitantes. Los montes de León mezclan esta tradición sostenible en sus actividades agrícolas, ganaderas (extensiva) y sus bosques.

Manuel Suárez, otro ganadero del pueblo de Salce, en lo alto de las montañas, es el perfecto ejemplo de ese desarrollo rural, ya que según nos cuenta, con sus 27 años, es uno de los más jóvenes de la zona, o "el más joven", nos reconoce. "Más o menos en cada pueblo quedamos uno bastante joven".

Él tiene más de 100 ejemplares de vacuno, entre vacas reproductoras y crías, además de siete yeguas, un semental, tres crías de potro y otras 90 cabezas de ovejas y cabras. Lleva apenas un año dedicándose profesionalmente a la ganadería. Sube a primera hora de la mañana a lo alto de esta montaña para cuidar a sus animales y desciende a última de la tarde, pero reconoce que "es lo que me gusta".

Aunque en el caso de las ovejas, asegura, no necesita mucho cuidado. "Salen todas las ovejas del pueblo juntas y van al monte”, nos explica. “Salen cada una de su casa, se juntan calle arriba y van a l monte. Aunque van solas, están al cuidado de uno de los pueblos", que dice, se van alternando. “Al final del día, bajan solas y se separan en el pueblo".

“Hace muchos años, cuando había en mi pueblo más de 120 familias, sacaban lo último de lo último", nos cuenta Víctor apenado, mientras señala lo que antes debían ser varios prados del valle, donde ahora solo hay vegetación salvaje. "Ahora, por desgracia, quedamos poca gente y la economía circular es lo que intentamos que sobreviva para conseguir de todo".

Pelean contra la lacra del relevo generacional como el resto del sector primario. La edad media del ganadero español alcanzó en 2022 los 52 años, mientras que la del agricultor ascendió hasta los 61,4 años. Parece que en esta zona avanza más despacio. Trabajadores como Manuel lo prueban. Sin embargo, él mismo pide durante la entrevista que "necesitamos más gente joven que tire por esto, porque se irá acabando". "Llegará un punto en que no habrá quién se quede aquí y esto será un bosque donde no habrá más que osos y lobos y fauna salvaje".

Otro problema del que este paraíso terrenal tampoco puede escapar es la emergencia climática. Por mucho que haya llovido durante estos días de mayo, "el clima nos está machacando completamente", sentencia Víctor.

Sus campos están verdes y la temperatura es bastante agradable. Sin embargo, Manuel nos explica que “no es como tendría que estar” en esta época del año, sino más crecido y más fresco. "Se ve por aquí que está seco. No tiene humedad".

Ambos temen que un lugar que les aporta prácticamente todo lo que necesitan para el sustento de sus negocios, de su forma de vida, también desaparezca. "En la zona tenemos una expresión que dice que cuando aquí falte agua, los demás estarán muy mal", nos comenta Víctor. "Pero es que aquí ya falta agua".

Sin prados con suficiente vegetación para alimentar sus animales, deberán comprar forraje antes, "porque hierba va a haber muy poca y el forraje está muy caro. Lo que les pasa a los agricultores, nos repercute a los ganaderos", sentencia Manuel. Porque el precio de este alimento para el ganado se ha multiplicado casi por cinco en el último año.

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