Difícil situación en el sector
La flota española cerró 2022 en números rojos por primera vez en toda su historia
Las causas son varias y diferentes: en unos casos por el veto de la pesca de arrastre, en otros el precio disparado de los combustibles o la falta de mano de obra. Algunos han tirado ya la toalla.
Manuel es una de las muchas personas que sale periódicamente a faenar en Sada, A Coruña. Para ello, antes tiene que llenar su barco con 10.000 litros de gasoil. "Voy a pagar 7.000 euros que no sé luego si podré recuperar por el recorte de cuotas que tenemos", reconoce a laSexta Manuel Presas, armador y patrón de pesca. A la flota de pesca española le cuesta cada vez más no entrar en números rojos.
Bruselas calcula en 70 millones las pérdidas en nuestro país. La mitad son de armadoras gallegas. "La flota de gran altura que ha tenido en torno al 87% de empresas en pérdidas", ha detallado Javier Touza, presidente de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI). Los armadores que pueden ya están desguazando sus embarcaciones. Pero, sin ayudas públicas, muchos tienen que seguir saliendo al mar con la incertidumbre por bandera.
"A lo mejor en septiembre se acaban las cuotas de pesca y la empresa tiene que amarrar. Y los trabajadores tendrán que ir al paro, el que lo tenga para cobrar", ha denunciado Presas. A un barco común en Sada le cuesta salir al mar una media de 15.000 euros al mes solo en gastos. Y cuando llegan a puerto, el precio del pescado tampoco ayuda. "Se está vendiendo peor, el consumo está cayendo de una forma brutal", ha apuntado Edelmiro Ulloa, director gerente de ARVI.
Hay estudiantes de pesca a quienes ya se les están quitando las ganas de subirse a un barco. "Que no te puedas ganar la vida y sacar al final de mes algo para llevar a casa es una pena, porque a todos nos deja sin ganas siquiera de ir a trabajar, con la ilusión que tengo yo desde niño y con lo que me gusta a mí ir...", ha lamentado en declaraciones a esta cadena Roberto Presas, estudiante de navegación y pesca de litoral.
Para ser más eficientes, la renovación de la flota es fundamental, pero sin un futuro halagüeño, los armadores no se arriesgan a invertir. "Hay que diseñar nuevos barcos, teniendo en cuenta los nuevos sistemas, como la descarbonización; hablamos de híbridos, de velas, de diseños de última generación", ha puntualizado Joaquín Cadilla, Presidente de Organización de Palangreros Guardeses (ORPAGU). Y mientras los armadores intentan capear como pueden esta tormenta perfecta en el sector.