Los consumidores no lo notan

El precio del aceite da un respiro en los supermercados, pero asfixia a los productores

¿A qué se debe? Las estadísticas reflejan que, desde enero a diciembre, el precio del 'oro verde' se ha reducido en casi seis euros. Sin embargo, los productores no están fabricando más género.

En plenas fechas navideñas, con el clásico aumento de los precios del marisco, la carne, el pescado y con el champán o el vino coronando la mesa, el aceite seguirá siendo, además de la estrella de la cocina, el producto más caro.

"Bajó un poco, pero no lo suficiente, eh", "El precio del aceite subió mucho y ya sabes que para cocinar...", han comentado dos ciudadanos. Aunque si en el supermercado se ha notado una muy ligera bajada, lo cierto es que su precio en origen está en mínimos y no encuentran explicación. "La verdad es que no hay aceite. No estamos produciendo todo el aceite que estamos consumiendo aquí y fuera de España", ha señalado Laura Beltrán, ingeniera técnica agrícola de la Cooperativa Los Ángeles.

Sin embargo, la realidad es, según indican las estadísticas, que se ha pasado de pagar a nueve euros el kilo a tres euros y medio hace una semana. "Las lluvias, los años de sequía que llevamos... No tenemos aceite y no sabemos a causa de qué es la bajada de precios", ha asegurado Beltrán, quien ha avisado de que estas fluctuaciones en sus precios tienen un impacto en los agricultores y en el sector del aceite: "Esta inestabilidad que estamos viviendo del mercado, porque el agricultor no sabe los márgenes. Es una inestabilidad en su vida".

Una caída en los precios de origen que, en nuestro bolsillo, no se termina de ver y que contrasta con la botella que vemos a unos siete euros en el supermercado. "Se juega con los precios. Están jugando con los precios", ha denunciado Beltrán. Por su parte, la dependienta de un supermercado ha confirmado lo que reflejan los datos: "El más alto estuvo a 10 euros. El más bajo fue 6 euros, ahora lo tengo a 7,80".

Y aunque el precio sea importante, no escatimamos, porque es esencial en nuestra dieta. Es la teoría del cohete y la pluma: cuando los costes suben, se trasladan inmediatamente al precio final y, cuando bajan, la reducción de precios cuesta muchísimo más.