EL EMBAJADOR Y SU SEGUNDO, INVESTIGADOS
La embajada española en Kabul no advirtió de la alerta de atentado enviada por Francia sólo días antes del ataque
Se cumple un año del atentado que le costó la vida a dos policías españoles. Las familias muestran su gran impotencia al comprobar que los errores burocráticos y la dejación de funciones agravaron las consecuencias del ataque.
Un año después del ataque terrorista en la embajada española en Afganistán, salen a la luz las declaraciones ante la fiscalía de varios policías y de la mano derecha del embajador. Las ha publicado el suplemento 'Crónica' de 'El Mundo'. Siete testimonios de aquellos que sobrevivieron a más de doce horas de fuego cruzado en un complejo que no estaba preparado para un atentado.
Las alarmas no funcionaron tras la explosión y se apagó todo. "Cada cuatro meses pasa un subinspector encargado de la seguridad de la embajada y el último, que era del TEDAX, dijo que el material no servía para nada, que no detectaba lo que tenía que detectar", explica un funcionario de la Policía.
Oriol Solá, segundo de la delegación, conocía varios informes que denunciaban las deficiencias de seguridad e incluso los remitió a Exteriores. "Lo comunicamos varias veces. Ésta era una situación que el ministerio en Madrid conocía perfectamente; de la ubicación, las necesidades y las debilidades que presentaba. Estas comunicaciones están por escrito en correos electrónicos y mediante telegramas".
Horas antes del ataque, la agregaduría francesa envió un correo a varias embajadas, entre ellas la española, alertando de un atentado inminente. Sin embargo, ese correo se quedó sin leer en el ordenador de Solá. Ese día no era laborable en Afganistán y Solá no tenía el móvil configurado para recibir los correos electrónicos.
Asimismo, los testimonios relatan el conocimiento que tenían los terroristas del complejo diplomático. "Esta gente se movía con una facilidad tremenda por el edificio, sabía perfectamente dónde estaba. Uno no entra en un edificio a oscuras y se mueve con tanta soltura si no sabe dónde está todo al milímetro", recuerda uno de los policías.
Y describen lo que vino después. "El día siguiente, viene el embajador de España a Kabul y exige su equipo de seguridad y ser trasladado a la embajada. Nosotros, que estábamos en shock, nos vemos de nuevo con el chaleco conduciendo por las calles de Kabul y de nuevo a la embajada".
La audiencia Nacional investiga al embajador Emilio Pérez de Ágreda y a su segundo, Oriol Solá, por homicidio imprudente en un ataque que costó la vida a dos policías.