MISA POR LOS REFUGIADOS MUERTOS

El papa recuerda que los migrantes "son antes que nada seres humanos"

El pontífice ha recibido con emoción a alrededor de 250 personas entre migrantes y los que han salvado sus vidas en una misa por los refugiados muertos en el mar.

El papa Francisco ha recordado que "los migrantes son antes que nada seres humanos" en la homilía de la misa que celebró en el Vaticano, con ocasión del sexto aniversario de su viaje a la isla italiana de Lampedusa.

Una misa que coincide en un momento en el que las ONG que se dedican a salvar migrantes en el Mediterráneo, y que el papa siempre ha apoyado, han mantenido duros pulsos con las autoridades italianas y en especial con el ministro del Interior, Matteo Salvini, que les impedían desembarcar a las personas rescatadas.

Ante las cerca 250 personas que se sentaron en los bancos de la basílica de San Pedro, entre migrantes, socorristas y personal implicado en la acogida, el papa ha dicho que en este sexto aniversario piensa "en los últimos que todos los días claman al señor, pidiendo ser liberados de los males que los afligen".

Y recordó que entre los últimos están "los engañados y abandonados para morir en el desierto" y también "los torturados, maltratados y violados en los campos de detención" y los que "desafían las olas de un mar despiadado" o "dejados en campos de una acogida que es demasiado larga para ser llamada temporal".

En su homilía ha exclamado: "¡Son personas, no se trata sólo de cuestiones sociales o migratorias! "No se trata sólo de migrantes", en el doble sentido de que los migrantes son antes que nada seres humanos, y que hoy son el símbolo de todos los descartados de la sociedad globalizada".

En una celebración sencilla, acompañada por un simple coro, ante las familias de migrantes rescatados en el Mediterráneo, en su mayoría de origen africano, Francisco instó a "ayudar a los más débiles y vulnerables" y a tomar bajo el brazo "a los pequeños, los enfermos, los excluidos, los últimos, que de otra manera se quedarían atrás y verían sólo las miserias de la tierra, sin descubrir ya desde este momento algún resplandor del cielo".

"Esta es una gran responsabilidad, de la que nadie puede estar exento si queremos llevar a cabo la misión de salvación y liberación a la que el mismo señor nos ha llamado a colaborar", agregó Francisco.

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