HAY TRES GENERACIONES DE JÓVENES EN GAZA QUE HAN NACIDO Y VIVIDO EN GUERRA

Bayan, refugiado en Khuza'a: "Como joven en Gaza, vivo sin futuro, pero estoy decidido a luchar por nuestros derechos"

laSexta Noticias acompaña a Médicos del Mundo en la Franja de Gaza. Allí todavía hay 138.000 casas dañadas. Bayan y Sabri son dos de los muchos testigos que han sufrido una contienda sin aparente final.

Siempre es difícil vivir frente a tu enemigo, pero a Bayán le ha tocado. Desde el portal de su casa alcanza a ver perfectamente el lugar donde hace siete meses fue tiroteado. "Estábamos paseando cuando vimos a varios niños demasiado cerca del muro, jugando. Los israelíes echaron gases lacrimógenos, fuimos a ayudarles y entonces me dispararon", relata Bayán.

Porque Israel no sólo ha construido un muro. Encima ha colocado tiradores de élite y ha decidido que necesita un perímetro de seguridad, dentro de territorio palestino, donde no dudan en disparar. A Bayan le alcanzaron dos tiros en la pierna izquierda y uno en la derecha. Cuenta el joven palestino que esas balas estallan dentro y revientan la pierna.

Él ha crecido viendo el muro, y posiblemente nunca tendrá la oportunidad de ver lo que hay fuera. Ya no se queja, y sólo le pide a dios que le ayude a ganar esta guerra. "Como joven en Gaza, vivo sin futuro. Los israelíes me lo han destrozado. Pero esta tierra es nuestra y debemos liberarla. Estoy decidido a luchar por nuestros derechos", afirma sin dudar Bayán.

Entre la frontera israelí y el lugar donde está el equipo de laSexta Noticias hay varios kilómetros. Allí, los gazatíes han construido un doble muro con la única finalidad de protegerse de los proyectiles del ejército israelí. Pero un muro así no hace milagros.

Los misiles y tanques israelíes lo destruyeron todo. Dos años después, las huellas de la guerra siguen presentes. Sabri perdió su casa y a su mujer en el último ataque. Su esposa murió por las heridas de fósforo blanco lanzado, dice, por los israelíes. Tiene seis hijos; dos de ellos con discapacidad. Hasta ahora ha vivido allí, pero parece que la desgracia se ceba siempre con los mas vulnerables.

"Como no tenemos luz, tenemos que cocinar con gas, y un día todo estalló", señala. Esto ocurrió hace dos meses, y se lamenta de que nadie les escucha. Como Bayan o Sabri, en Gaza hay 1,2 millones de personas que dependen de la ayuda humanitaria, algo que para ellos sólo ayuda a silenciar conciencias. Eso no les hace sentirse más libres.

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