¿Qué es el listado de lenguas oficiales?
Cómo Europa puede decidir sobre tu derecho a hablar euskera, gallego o catalán
La Unión Europea cuenta con un listado oficial de 24 lenguas en las que, por ley, tienen que estar disponibles las sesiones, tratados y leyes que se han ido aprobando a lo largo de la historia de la comunidad.
Las instituciones europeas analizaron a mediados de 2023 la solicitud de España —firmada por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares— para que el catalán, el euskera y el gallego se convirtieran en lenguas oficiales de la Unión Europea (UE).
En septiembre de 2023, en una reunión de ministros de Asuntos Generales de la Unión Europea celebrada en Bruselas, se llegó a la conclusión de que la medida quedaba aplazada hasta que no hubiese un dictamen jurídico del Consejo de la UE sobre las consecuencias de la medida y un análisis de su impacto económico y práctico en el funcionamiento del bloque. España, entonces, se ofreció a asumir los costes derivados de la reforma.
Por el momento, la Unión Europea sigue contando con 24 idiomas oficiales:
- Alemán
- Búlgaro
- Checo
- Croata
- Danés
- Eslovaco
- Esloveno
- Español
- Estonio
- Finés
- Francés
- Griego
- Húngaro
- Inglés
- Irlandés
- Italiano
- Letón
- Lituano
- Maltés
- Neerlandés
- Polaco
- Portugués
- Rumano
- Sueco.
Los primeros en adquirir esta condición fueron el alemán, francés, italiano y neerlandés desde 1956, año de la fundación de la predecesora de la actual UE, la Comunidad Económica Europea.
En 1973, se oficializaron el danés e inglés y, ocho años más tarde, se incorporó el griego. En 1986 fue el turno del español y del portugués. En 1995, del finés y sueco. En 2004, entraron en el listado varios a la vez: checo, eslovaco, esloveno, estonio, húngaro, letón, lituano, maltés y polaco. Los últimos en formar parte del listado son (desde 2007) el búlgaro, irlandés y rumano. Junto con el croata, en 2013.
Por norma general, la entrada de estas lenguas coincide con el año en el que los países se adhirieron a la Unión Europea. En cada ocasión en la que se han incorporado países miembros, la lista de lenguas oficiales de la UE ha aumentado", recoge la propia comunidad en su web. De hecho, toda lengua que entra dentro del listado europeo es considerada, previamente, lengua oficial en su país.
El caso del gaélico
Pero con el gaélico no fue así. Se añadió a la lista oficial en 2022, mientras que Irlanda se incorporó a la comunidad en 1963. Con su entrada, el inglés pasó a ser una lengua oficial y el gaélico una lengua de tratado, rango inferior al de lengua oficial. De esta forma, los tratados que se firmasen se tenían que traducir también al gaélico.
Pero Irlanda solicitó en 2005 que el gaélico pasase a ser una lengua oficial, hecho que fue aprobado en 2007. Si bien, la falta de traductores y recursos tecnológicos en gaélico ralentizó la traducción, que se completó en 2022, según recoge la agencia Efe.
¿Por qué se tardó tanto? La proclamación de una lengua oficial implica traducir a este idioma no solo los tratados y toda la documentación y legislación que se produzca a partir de ahora, sino también todo el acervo de los últimos 65 años de proyecto europeo, desde directivas a sanciones pasando por reglamentos o acuerdos interinstitucionales.
Así lo recoge uno de los "principios fundamentales de la UE, el multilingüismo", motivo pro el cual los actos jurídicos y sus resúmenes están disponibles en todas las lenguas oficiales de la UE al mismo tiempo que las reuniones del Consejo Europeo y del Consejo de la Unión Europea se interpretan a todas las lenguas oficiales.
Por otro lado, los diputados al Parlamento Europeo tienen derecho a utilizar cualquiera de las lenguas oficiales cuando se dirigen al Parlamento. Para ello, la UE cuenta con intérpretes de conferencias y traductores para transmitir el lenguaje hablado y escrito en las 24 lenguas oficiales de la UE.
Catalán, Euskera y Gallego: qué tiene que cambiar
Estas 24 lenguas oficiales están recogidas en el régimen lingüístico de la Comunidad Económica Europea, en su artículo 1: "Las lenguas oficiales y las lenguas de trabajo de las instituciones de la Unión serán el alemán, el búlgaro, el castellano, el checo, el croata, el danés, el eslovaco, el esloveno, el estonio, el finés, el francés, el griego, el húngaro, el inglés, el irlandés, el italiano, el letón, el lituano, el maltés, el neerlandés, el polaco, el portugués, el rumano y el sueco".
Así, en el caso de introducir el Catalán, Euskera y Gallego dentro del listado de lenguas oficiales, se tendría que modificar este primer punto. Aquí entraría en juego el Consejo de la Unión Europea, formado por los ministros de cada país de la UE, en función del tema que se vaya a tratar. Para cualquier cambio haría falta una postura unánime.
Es decir, el voto a favor de los Veintisiete, según el Tratado del Funcionamiento de la Unión Europea. De lograrlo, habría que traducir a estos idiomas todos los tratados y toda la documentación y legislación que se produzca a partir de ahora, junto con la de los últimos 65 años de proyecto europeo. Desde directivas a sanciones pasando por reglamentos o acuerdos interinstitucionales incluidas. En este punto, España se ha ofrecido a asumir los costes derivados de la reforma que, por el momento, ha quedado aplazada.