DESTINADA A ANALIZAR Y SACAR CONCLUSIONES DEL RESULTADO

Hollande convoca a sus ministros para una reunión de crisis tras las elecciones europeas

Además, el primer ministro francés, Manuel Valls, pide tiempo a los franceses para que continúe la política emprendida por el Gobierno de Francia, donde recordó que el mandato dado a los socialistas es de cinco años, por lo que deberá ser juzgado al final del quinquenio. Y excluyó que se vayan a producir destituciones como consecuencia de la derrota histórica del Partido Socialista (PS) en los comicios europeos de ayer.

El presidente francés, François Hollande, convocó a su primer ministro, Manuel Valls, y a varios ministros de su Gobierno para una reunión destinada a analizar y sacar conclusiones del resultado de las elecciones europeas, indicó el Elíseo.

A ese encuentro, organizado la víspera del Consejo Europeo de Bruselas del martes, acudirán además de Valls, los titulares de Exteriores, Laurent Fabius, Finanzas, Michel Sapin, Interior, Bernard Cazeneuve, Agricultura, Stéphane Le Foll (que es también portavoz del Ejecutivo), y Asuntos Europeos, Harlem Désir.

El primer ministro consideró que el triunfo del Frente Nacional (FN), que según las estimaciones de los institutos de sondeos se ha convertido en el primer partido de Francia con alrededor del 25 % de los votos, es "un terremoto", y que las instituciones europeas tendrán que responder "muy rápido".

Valls avanzó que va a continuar con las políticas de ajuste que ha puesto en marcha desde que llegó al cargo hace ocho semanas, tras el precedente varapalo electoral de su partido, el socialista, en las municipales.

"Hay un gran escepticismo ante quienes gobiernan. No hay que bajar la guardia y rechazar las responsabilidades", dijo Valls, que recalcó que "los franceses han confiado el destino de Francia a Hollande", y los socialistas no tienen otra misión que la de "mantener el trabajo".

El jefe de Gobierno sí adelantó que van a ser necesarias "nuevas bajadas de impuestos, especialmente en el impuesto sobre la renta", y reconoció como "preocupante la abstención masiva, de nuevo, de los electores socialistas", porque refleja que no se les ha podido convencer de que el país ha emprendido ya la vía de la recuperación.

Eso pese a que la presidenta del FN, Marine Le Pen, reclamó a Hollande que disuelva la Asamblea Nacional y convoque elecciones legislativas porque consideró que el Ejecutivo actual carece de legitimidad para seguir funcionando.

Le Pen interpretó la victoria de su partido como una muestra de que los franceses "no quieren seguir siendo dirigidos desde fuera, someterse a leyes que no han votado y obedecer a comisarios que no se han sometido al sufragio universal".

De acuerdo con las estimaciones de los institutos demoscópicos, el Partido Socialista quedó en tercera posición con poco más del 14 %, lo que de confirmarse sería su peor resultado en unos comicios europeos (su suelo hasta hoy era un 14,5 % en 1994).

En segunda posición quedó la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) con un 20-21 %, por debajo del 27,8 % de 2009 que le había permitido entonces terminar en primera posición.

El comisario europeo del Mercado Interior, el conservador Michel Barnier, dijo estar "enfadado con todos los partidos pro-europeos" de Francia porque no han sabido abordar las cuestiones de fondo de la actualidad europea y a su juicio eso ha llevado al triunfo del FN.

"Somos incapaces de tener un debate normal sobre la cuestión europea", comentó en declaraciones a la emisora "France Info" Barnier, que paralelamente atacó a Le Pen porque dijo que no puede "aceptar las lecciones de patriotismo" que pretende lanzar la líder de la extrema derecha francesa.

A su juicio, los intereses de Francia, en un mundo globalizado como el actual, no se pueden defender de la misma manera que hace varias décadas.

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