"Nos miran con desprecio"

Israel acorrala a los pocos objetores de conciencia que hay: "Tengo 18 años y no quiero participar en el genocidio"

Unos 130 soldados israelíes se han plantado esta semana y han exigido al Gobierno de Netanyahu un acuerdo. Sin embargo, esta opción no es fácil en un país que te encarcela si eres objetor de conciencia.

No son muchos los objetos de conciencia en Israel, pero el Gobierno de Benjamín Netanyahu tampoco lo permite. Sofia Orr, de 18 años, ha entrado y salido varias veces de la cárcel por rechazar a incorporarse a las filas del Ejército israelí. "No puedo participar en esto. No quiero ser cómplice de las atrocidades de la FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) con los palestinos", defiende la joven, y como ella hay otros 130 en la misma situación.

El doctor Meir Margalit, activista para la paz y los derechos en Israel, asegura a laSexta Noticias que admira a personas como Sofia porque "no es fácil ser objetor en este país". "Nos miran con desprecio, como si fuéramos traidores", explica. Sin embargo, ellos insisten. "Tengo 18 años y no quiero participar de este genocidio", dice un joven. Así también se expresa otra israelí y sostiene que "no quieren que siga la violencia contra los palestinos".

Incluso hay algunos que se atreven a poner sus propias condiciones. "De acuerdo, yo hago el servicio militar pero no en los territorios ocupados", propone Margalit. Pero desde el 7 de octubre todo es mucho más difícil y señala el activista que "como si fuera poco lo terrible de lo sucedido esa fecha, el Gobierno intenta agravarlo comparándolo con el Holocausto".

Una referencia que nunca falla y que consiguió crear una especie de histeria colectiva que un año después se mantiene. El doctor Daniel Filch, miembro de la ONG israelí Standing Together, sostiene que "para la gran parte de la sociedad israelí, la guerra se vive como una guerra de defensa".

Allí las crueles imágenes no aparecen en los medios de comunicación y algunos centros educativos tampoco ayudan. "Allí el joven ha pasado un lavado de cerebro que empieza en los jardines de infancia. La palabra palestina le tiene que dar miedo", añade Filch. A pesar de todo, esta semana, 130 soldados israelíes se han plantado y exigen al Gobierno de Netanyahu un acuerdo.

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