Conflicto Hamás-Israel
Israel mantiene el asedio a Gaza, sin "electricidad ni agua", hasta que liberen a los rehenes
El Ejército israelí ha bombardeado intensamente la Franja de Gaza, en busca, dicen, de los cabecillas de Hamás, pero asegura que la incursión terrestre no está decidida. Mientras, la ciudad se encuentra en una situación crítica por el corte de electricidad.
Las fuerzas armadas israelíes están bombardeando zonas de Gaza de forma intensa en busca de miembros de las unidades de élite de Hamás, la organización islamista que domina la Franja de Gaza, pero aún no se ha decidido si próximamente pasará a una operación terrestre. Mientras el ministro de Energía israelí, Yisrael Katz, ha asegurado que "no habrá electricidad ni agua ni combustible" en Gaza hasta que liberen a los rehenes secuestrados por Hamás.
El asedio total a Gaza, que está a oscuras desde este miércoles, no solo no cesa, sino que además existe la amenaza de una incursión terrestre. El Ejército israelí se está preparando para esta operación, pero los líderes políticos aún no han decidido cuál, ha asegurado este jueves su portavoz Richard Hecht. El teniente coronel ha dado una rueda de prensa donde asegura que ahora se centran en "hacerle pagar un precio alto a la élite" de Hamás.
El portavoz del Ejército, además, ha desmentido los rumores de que ya se estaba planificando una invasión terrestre en Gaza, aunque ha señalado que está preparándose para todas las eventualidades. "Estamos preparándonos para la próxima fase de la guerra, que podría ser desde el aire, podría ser combinado de aire y mar... Eso depende de los líderes políticos, pero aún no hay nada decidido. No se ha decidido aún una operación terrestre", ha insistido Hecht.
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha prometido "destruir y matar completamente a Hamás, el ISIS (Estado Islámico) de Gaza", adelantando que "se esfumará de la Tierra, ya no existirá". Declaraciones que realiza con el apoyo de un nuevo gabinete de guerra que incluye a un crítico de la oposición.
Mientras Israel amenaza con muerte y destrucción, la gente en Gaza ha pasado la noche del miércoles en la oscuridad, rodeada por las ruinas de barrios pulverizados. Egipto ha entablado intensas conversaciones con Israel y Estados Unidos para permitir la entrega de ayuda y combustible a través de su punto fronterizo de Rafah, rechazando, eso sí, corredores humanitarios.
Sin embargo, Israel rechaza cualquier entrada de ayuda humanitaria. "¿Ayuda humanitaria a Gaza? No se encenderá ningún interruptor eléctrico, no se abrirá ninguna bomba de agua y no entrará ningún camión de combustible hasta que los secuestrados israelíes regresen a casa", ha señalado en X el ministro de Energía. "Cualquier paso humanitario hacia Gaza debe ser a cambio de un paso humanitario, y no recibiremos lecciones", ha escrito Yisrael Katz.
Los hospitales se convertirán en morgues
Los hospitales de la Franja de Gaza se convertirán en morgues a medida que se van quedando sin electricidad, causando la muerte no solo de enfermos y heridos por la guerra entre Israel y Hamás, sino también de recién nacidos en incubadoras y ancianos que reciben oxígeno, ha denunciado este jueves el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
"La diálisis renal se detiene y no se pueden hacer radiografías. La miseria humana causada por esta escalada es aborrecible e imploro a las partes que reduzcan el sufrimiento de los civiles", ha asegurado el director de la organización humanitaria para Oriente Medio, Fabrizio Carboni.
Los responsables de esas instalaciones de electricidad han asegurado que Israel les ha advertido de que atacarán la central si recibe combustible y vuelve a funcionar. Además de afectar a los hogares y hospitales, el corte eléctrico significa que no hay energía suficiente para hacer funcionar los pozos y bombear el agua a través del sistema, para hacer funcionar las plantas de desalinización y purificación de agua y para mantener los servicios de saneamiento en toda la Franja de Gaza.
La grave escasez de agua potable afecta a más de 650.000 personas. Además, cuatro de las cinco plantas de tratamiento de aguas residuales de Gaza han dejado igualmente de funcionar por falta de combustible, y cada día se vierten al mar más de 120.000 metros cúbicos de aguas residuales.