La polarización empieza a acechar Europa
El miedo al auge reaccionario y la violencia política se expande por Europa tras el ataque contra Robert Fico
Tras el intento de magnicidio a el primer ministro eslovaco y varios casos de ataques a políticos alemanes, la pregunta que se plantea en Europa es hasta qué punto llegarán la polarización, los mensajes extremistas y la demagogia.
La polarización, un arma de doble filo que empieza a acechar Europa. La gota que ha colmado el vaso ha sido el intento de magnicidio a Robert Fico, primer ministro de Eslovaquia. Cinco tiros que hicieron saltar las alertas y que dejó en vilo a un país entero que veía como la guerra entre la izquierda y la derecha había llegado demasiado lejos. El propio líder eslovaco vaticinó hace poco más de un mes que lo sucedido este miércoles no es fruto de la casualidad: "Estoy esperando que esta frustración, tan intensamente profundizada por el canal Dennikom, el diario SME o el portal Aktuality, se convierta en el asesinato de uno de los principales políticos del gobierno. Y no exagero ni un milímetro".
Una premonición que escondía el enésimo intento de incendiar y de dividir a la sociedad por parte del político. Una fragmentación intencionada de la sociedad eslovaca cuyo abanderado ha sido Fico, el cual sucumbió a la demagogia y la agitación como abono para cosechar votos. Un discurso que está calando en Europa y que ya son varios partidos los que han abrazado la polarización como su herramienta fetiche para lograr el apoyo de la población y más aprovechando la crisis de la vida, las desigualdades y los diversos conflictos bélicos tanto en Europa, como en Oriente medio.
Agitar unas masas ya de por sí descontentas con el sistema puede dar votos, pero también irse fácilmente de las manos, lo que se traduce en violencia. A inicios de 2024, Zuzana Caputova, presidenta de Eslovaquia, anunció su renuncia a presentarse a los siguientes comicios por una única razón: miedo. Después de que allanaran su residencia, la política comunicó que dejaba vacante su puesto para las elecciones, a pesar de ser la favorita en las encuestas. Ella misma ha llamado este jueves a sus homológos europeos a "calmar la sociedad".
El clima de división, el aumento del discurso de odio, la constante búsqueda por parte de los partidos de dividir a la ciudadanía y la vuelta al ruedo del populismo en prácticamente todos los países de la Unión Europea, son los ingredientes idóneos de un caldo de cultivo que amenza la democracia. Ante el futuro incierto que se avecina no solo en Eslovaquia, sino en toda Europa y el incremento exponencial de casos de violencia política, las grandes potencias dentro del continente han salido a decir basta y pedir que se corte de raíz este tipo de discursos que solo hacen avivar las llamas de la polarización.
La polarización se traduce en violencia
''Esto viola la propia idea de democracia. En democracia podemos estar en desacuerdo, pero la violencia es absolutamente inaceptable'', ha expresado Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN. Y es que ya son varios los casos registrados de violencia política fruto de un mensaje radicalizado. En Alemania, los incidentes de esta índole se han multiplicado durante las últimas semanas. El 4 de mayo el principal candidato del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) a las elecciones europeas por el estado de Sajonia, Matthias Ecke, fue hospitalizado tras ser objeto de una agresión de un grupo de radicales de ultraderecha mientras colgaba carteles para su candidatura en la que, literalmente, le partieron la cara.
No es el único caso de ataques de ultras de extremaderecha a políticos europeos. Es más, socialdemócratas europeos, verdes, liberales e izquierda denunciaron en la Comisión Europea el reciente y brutal ataque contra el eurodiputado Matthias Ecke, el diputado Kai Gehring y otras familias políticas, los actos de violencia cometidos por partidarios de la extrema derecha en Estocolmo, los ataques contra sedes de partidos en España y los ataques contra viviendas de políticos en Bélgica.
El tiroteo de ayer recuerda a otros intentos de asesinatos de presidentes y primeros ministros. El más dramático y de los más recientes, el asesinato de Shinzo Abe, ex primer ministro japonés. También le tirotearon en plena calle, durante un acto de campaña. En Europa el magnicidio más reciente y simbólico fue el de Olof Palme. El padre de la socialdemocracia y primer ministro sueco recibió dos disparos, que acabaron con su vida cuando salía del cine con su mujer sin escolta.
¿Es tan preocupante la situación de violencia política que se vive en Europa? Según ha explicado a laSexta Ruth Ferrero, profesora de Ciencia Política, Instituto Complutense de Estudios Internacionales, la tesitura que se vive en la UE fomenta este tipo de incidentes: "Hay que preocuparse, pero ya antes de este episodio. Nadie queda exento de ser agredido en este contexto tan tensionado y de tanta polarización política. De la cual son responsables la propia clase política y la exacerbación de algunas tensiones por parte de algunos medios de comunicación".
Los políticos no son los únicos responsables
El problema no solo radica en los partidos políticos, sino que también salpica directamente a los medios de comunicación. En pleno directo, el presentador de una radio local de Flandes ha llamado a atentar contra el primer ministro belga, Alexander De Croo: "A todos aquellos que consideran disparar a Alexander De Croo, pero no se atreven a hacerlo debido a la seguridad que rodea a ese tipo, ven que es posible disparar a un primer ministro. Así que yo diría, adelante".
La propia emisora ha declarado que era un alegato en tono jocoso y que ya le ha costado al presentador una suspensión y una denuncia del propio Alexandre de Croo.Y no es el único. Esta tarde el primer ministro polaco Donald Tusk también denuncia amenazas. Compartiendo el mensaje que un usuario le ha dedicado en sus redes sociales. "Los eslovacos nos han dado ejemplo de qué hacer con Donald Tusk".
Europa teme que tras el atentado contra Fico se despierte una ola de violencia política. Desde Bruselas alertan: hay que tener tolerancia cero contra todo tipo de violencia o discurso de odio. Un clima de tensión sobre el que ya alertaba el propio primer ministro eslovaco hace unas semanas. Un miedo que se extiende por Europa y que tras el ataque contra Robert Fico ha pasado de las palabras y de los discursos demagógicos, a los disparos y agresiones a políticos europeos.