El poder económico y político se fusionan
El nuevo 'orden mundial' de la era Trump: los cinco de los hombres más ricos del mundo le respaldan
El respaldo de figuras como Elon Musk, Mark Zuckerberg y Jeff Bezos ante Donald Trump simboliza una nueva era de convergencia entre las grandes fortunas y el poder político mundial.
La imagen de cinco de los hombres más ricos del mundo rodeando a Donald Trump en su investidura marca un punto de inflexión en la historia moderna. Nunca antes habíamos sido testigos de una fusión tan evidente entre el poder económico y el poder político. Esta imagen no solo destaca a las figuras más influyentes del planeta, sino que señala una transformación en el orden geopolítico mundial.
Entre los rostros de los más ricos, el primero en resaltar es Elon Musk, CEO de Tesla, SpaceX y 'X', quien ha sido uno de los principales aliados de Trump, apoyándolo durante su campaña y consolidándose como el hombre más rico del mundo. A su lado, los gigantes de la tecnología: Jeff Bezos, fundador de Amazon, y Mark Zuckerberg, CEO de Meta, ocupando el segundo y cuarto puesto de la lista de las personas más adineradas.
Un paso atrás se encuentra Bernard Arnault, el hombre detrás del imperio de lujo LVMH, y Sergey Brin, cofundador de Google y noveno en la lista. La presencia de Brin en este círculo cercano a Trump resulta particularmente chocante, dado que en 2017 fue uno de los más vocales en protestar contra las políticas migratorias de Trump, precisamente las que el presidente ha reactivado recientemente.
La relación entre las principales economías y corporaciones globales está cambiando. En un contexto donde muchos de estos líderes se encuentran en el Foro Económico Mundial de Davos, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lanzó un claro mensaje: "Hay mucho en juego para ambas partes", refiriéndose al fortalecimiento de las relaciones entre Europa y Estados Unidos, pero también a los intereses estratégicos de Europa.
Por su parte, Ana Botín, presidenta del Banco Santander, no se refirió directamente a Trump, pero instó a Europa a adoptar una postura más dinámica. "Corremos el riesgo de convertirnos en un museo. Necesitamos hacer más y más rápido", afirmó, subrayando la urgencia de no quedarse atrás frente a la competencia global liderada por Estados Unidos.