Ya hay decenas de muertos
Un balcón con vistas a la barbarie: esto es lo que ve un joven de Gaza antes de abandonar su casa por los ataques de Israel
El 12 de mayo el Ejercito irrumpió en las casas de palestinos que lograron resistir en 1948 para desalojarlos mediante la fuerza. Una jornada que algunos definen como similar "a la noche de los cristales rotos".
Un joven de 17 años ha grabado en Gaza su día a día: bombardeos que se pueden ver desde su propio balcón. Los ataques bélicos forman parte de su infancia, como de la de cualquier niño en la franja de Gaza.
En el sexto día de la escalada de la violencia entre Israel y Hamás, el joven tuvo que desalojar su casa junto a su padre y sus tres hermanos. Vivían en una de las torres aledañas a las derribadas por el Ejército israelí y se les informó del ataque a través de una llamada telefónica cinco minutos antes de que volaran el edificio contiguo.
Desde hace días Israel machaca sin piedad la franja de Gaza. Según explica Nidal Al Musalami, ingeniero en el Ministerio del Gobierno de Gaza, en una noche se han llegado a registrar 160 aviones sobrevolando la franja, lo que supone un avión por kilómetro cuadrado para bombardear.
A pesar de la sangre derramada, Israel no cambia su discurso, y afirma que se defienden de los ataques y solo destruyen objetivos militares.
El aumento de la violencia en la última semana procede del aviso de desalojo de familias palestinas en en el barrio árabe de Sheikh Jarrah, que hizo saltar todas las alarmas. Según ha explicado la experta en Palestina Teresa Aranguren, "hasta los cónsules europeos en sus informes anuales hablan de limpieza étnica en Jerusalén".
Los palestinos que consiguieron permanecer en sus casas en el 1948, la actual minoría árabe de Israel, se han unido a las protestas y la respuesta de Israel ha sido usar la fuerza para desalojar a los palestinos de Haifa, al norte del país.
Isaac, un español que reside allí desde hace años con su novia palestina, ha explicado que los desalojos de la noche del 12 al 13 de mayo fueron algo "muy parecido a los cristales rotos de Alemania".
"Se vio a gente marcando los edificios de los árabes en nuestro barrio", ha explicado. Por este motivo, no se atreven a salir a la calle. Están asustados y, encerrados en casa, piden diálogo y paz.