EL GOBIERNO FRANCÉS RESTA IMPORTANCIA A LA MOVILIZACIÓN

París, convertido en un auténtico campo de batalla por los enfrentamientos entre manifestantes y Policía

Barricadas, lanzamiento de bengalas y quema de mobiliario público. Los 'Chalecos Amarillos' han querido llevar su indignación a las instituciones del Gobierno. Se niegan a aceptar la subida de los impuestos a los combustibles que propone Macron y que afectarán sobre todo a las clases trabajadoras. El gobierno acusa a la ultraderecha de instigarlos disturbios.

Caos en pleno centro de París, los 'Chalecos Amarillos' han bloqueado los alrededores de los Campos Elíseos con barricadas y enormes hogueras.

Graves disturbios y violencia que se desataba prácticamente desde primera hora. Los manifestantes se encaraban con la Policía lanzándole vallas y bengalas, incluso han arrancado adoquines para usarlos como arma.

La Policía respondía con cañones de agua, gases lacrimógenos y cargas. El ministro del Interior ha culpado abiertamente a la ultraderecha y a su líder, Marine Le Pen, de los disturbios y ha asegurado que la Policía ha actuado correctamente

"Han intervenido para proteger a la gente que se manifestaba y creo que han actuado correctamente", ha dicho Christophe Castaner.

Esta es la segunda gran convocatoria de los 'Chalecos Amarillos', indignados con la política económica de Macron. "Siempre son las mismas personas las que tienen que apretarse el cinturón mientras que los miembros del Gobierno viven como reyes", asegura un manifestante.

La marea amarilla en los Campos Elíseos ha sumado 8.000 manifestantes, según el ministerio del interior. El fin de semana pasado superaron los 200.000.

Las protestas contra la subida del combustible preocupan al gobierno de Macron. El presidente, en caída libre en las encuestas, ya ha dicho que no dará marcha atrás en su política impositiva ecológica y en un intento por frenar esta caótica situación podría anunciar un nuevo de paquete de medidas sociales.

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