El retorno del nazismo

¿Qué les espera a los austriacos bajo el gobierno de Herbert Kickl? Machismo, xenofobia y negacionismo

Un país en peligro La elección de Herbert Kickl como líder del gobierno austriaco, respaldado por su postura ultraderechista, amenaza con instaurar políticas de exclusión, negar avances en igualdad de género y reforzar un discurso xenófobo, lo que ha dividido al país.

Austria ha encargado a Herbert Kickl, el líder del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), la formación de un nuevo gobierno. Kickl, conocido por sus posturas ultranacionalistas y su apoyo a ideales de extrema derecha, ha provocado una fuerte ola de críticas tras declarar que el feminismo y la igualdad de género son parte de un "experimento de la izquierda", y que las mujeres deben retornar a su "verdadero rol" en el hogar.

El político, firme opositor al aborto y a todo lo que suponga diversidad, ha dejado claro su deseo de ver a las mujeres "en casa, como las espaldas de los hombres". Estas declaraciones, consideradas por muchos como un claro retroceso en los derechos de las mujeres, han provocado la indignación de miles de ciudadanos.

A pesar de sus controversiales creencias, Kickl, quien aboga por un Austria "para los austriacos", ha logrado obtener el apoyo del Partido Popular Austriaco (ÖVP) para formar gobierno, lo que lo coloca en una posición de poder sin precedentes desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Esta alianza con el ÖVP, sin embargo, ha desatado alarmas sobre el rumbo político que tomará el país en los próximos años.

Mientras tanto, mujeres de todas las edades, preocupadas por el futuro, se han levantado en protestas masivas en todo el país bajo el lema "Todos juntos contra el fascismo". En las calles, muchas señalan que las ideas de Kickl no solo amenazan los derechos de las mujeres, sino que también promueven una agenda xenófoba, de negación del cambio climático y de resistencia a las vacunas y medidas sanitarias contra el COVID-19.

Además, Kickl ha expresado su deseo de cerrar las fronteras a los migrantes y ha manifestado su preferencia por Putin como socio antes que la Unión Europea, una postura que genera aún más divisiones dentro y fuera del país. Para él, los desafíos globales del siglo XXI, como el cambio climático o la pandemia de COVID-19, son solo "estrategias para controlar a la población".