Más allá de las trincheras

El duro testimonio un soldado ucraniano herido en la guerra: "Detrás de mí estaba mi familia; no podía dejar pasar a los rusos"

Miles de soldados ucranianos resultan heridos en combates, pero los hospitales de su país no dan a basto. Por eso los más graves son tratados en otros países. Ese es el caso de Shasha y Oleksandr. Ambos permanecen en el el hospital de Defensa de Zaragoza, donde cuidan de sus heridas y de su salud mental.

Después de más de 450 días de invasión rusa, miles de soldados ucranianos han resultado heridos en los combates. Algunos, con heridas tan graves que no pueden recuperarse en los desbordados hospitales del país. Ese es el caso de Sasha, un soldado ucraniano que se alistó al ejército con 56 años. El primer día de invasión le pilló en el frente, donde quedó mutilado en un ataque ruso. "Yo estaba luchando en la primera línea contra los separatistas", cuenta.

Ahora se levanta cada mañana y se pone sus nuevas piernas. "Una mina impactó en nuestro blindado", recuerda. Desde hace meses aprende a andar en el hospital de Defensa de Zaragoza. A pesar de las graves heridas físicas y psicológicas, no se arrepiente de haber luchado pr su país. "Detrás de mí estaba mi familia. ¿Cómo podía dejar pasar a los rusos?", expresa.

El estado anímico es lo más difícil de recuperar. "Hay que trabajar en esa vivencia de trauma porque muchos están perdiendo cada día a un amigo o a un familiar", explica la psiquiatra Araceli Gámez. Asociaciones ucranianas como Aura (Asociación de ucranianos residentes en Aragón) también dan apoyo psicológico a estos soldados, 58 victimas de la guerra que se siguen recuperando en este hospital. "Nos sentimos como una familia. Nos cuentan los que les duele", señala la presidenta de esta entidad, Alina Klochko.

Oleksandr, un abogado de Jarkiv, estuvo seis meses en el frente después de poner a salvo a sus hijas . Allí le dispararon en el brazo, dejándolo gravemente herido, aunque para él lo peor fueron sus primeros días en las trincheras. "Los primeros días en la guerra son complicados y dan mucho miedo", confiesa. Después de implantarle una prótesis interna en el codo y someterse a una larga rehabilitación, tiene miedo cuando piensa en su futuro . "Temo más a la vida que la muerte", lamenta. A pesar de las dificultades, no pierde la esperanza ni tampoco la sonrisa.

laSexta/ Noticias/ Internacional

Más sobre este tema: