Luto en el país
El Reino Unido llora la muerte de la reina Isabel II, referente de la monarquía europea
Con las primeras luces de Londres, decenas de británicos continúan colocando flores frente al Palacio de Buckingham en señal de luto por la muerte de la reina Isabel II.
El ya rey Carlos III de Inglaterra se dirigirá hoy a un Reino Unido de luto tras la muerte de su madre Isabel II, figura emblemática del país, a los 96 años.
Carlos III viajó hasta Escocia para estar al lado de la reina antes de que falleciera en castillo de Balmoral, y hoy regresará a Londres con su esposa Camilla para reunirse con la primera ministra Liz Truss y hacer una declaración televisada a las 18:00 horas (19:00 hora española) en la que rendirá tributo a su madre y se comprometerá a ejercer sus funciones como nuevo soberano del país.
Se espera que el nuevo rey se reúna con la dirigente 'tory' a su llegada a Londres, así como con el conde mariscal, Edward Fitzalan-Howard, la persona encargada de preparar la proclamación y el funeral de su madre, a fin de aprobar el calendario programado para los próximos días.
El Gobierno británico ha anunciado que el país está de luto oficial, un duelo que se alargará hasta el final del día del funeral de Estado. Ese día se proclamará jornada festiva en el Reino Unido. Además, el país entero guardará hoy un minuto de silencio en torno al mediodía.
Tras la muerte de la reina, la monarca más longeva de Gran Bretaña y una presencia imponente en el escenario mundial durante siete décadas, la familia real ha recibido condolencias de todo el mundo.
Con las primeras luces en Londres, decenas de ciudadanos han continuado colocando flores frente al Palacio de Buckingham y vallas publicitarias en toda la ciudad muestran mensajes de condolencia. Además, los periódicos de todo el país han publicado tributos fotográficos de primera plana a la reina.
Carlos II, además, tendrá que decidir la duración -probablemente un mes- del periodo de duelo de los miembros de la familia real e instituciones dependientes de la realeza mientras las banderas de la Union Jack en edificios de la Monarquía ondean a media asta.
Hoy se espera que la Abadía de Westminster, la Catedral de Saint Paul y el Castillo de Windsor, en Londres, hagan tañir sus campanas al unísono a las 12:00 horas al tiempo que se efectuará una salva de 96 cañones -los años que tenía la monarca- en Hyde Park y en otros enclaves de la capital.
Ayer, miles de personas se reunieron frente al palacio de la reina, donde la noticia fue recibida con un silencio atónito mientras la bandera bajaba a media asta. Muchos describieron una sensación de conmoción por la muerte de la única monarca que la mayoría de los británicos han conocido.
"Ella es la persona a la que siempre hemos admirado", dijo entre lágrimas Christine West, una jubilada en los aledaños de la casa de la reina en el Castillo de Windsor, al oeste de Londres: "Es un día triste para todos nosotros".
Carlos de Inglaterra, quien automáticamente se convirtió en monarca del Reino Unido y jefe de estado de otros 14 reinos, incluidos Australia, Canadá y Nueva Zelanda, aseguró este jueves que la muerte fue un momento de gran tristeza para él y su familia.
"Lamentamos profundamente el fallecimiento de una soberana querida y una madre muy querida. Sé que su pérdida se sentirá profundamente en todo el país, los Reinos y la Commonwealth, y en innumerables personas de todo el mundo", dijo el monarca en un comunicado.
La noticia de que la salud de la reina se estaba deteriorando surgió poco después del mediodía del jueves cuando sus médicos dijeron en un comunicado que estaba bajo supervisión médica, lo que llevó a su familia a viajar a Escocia.
La reina sufría lo que el Palacio de Buckingham había llamado "problemas de movilidad episódicos" desde finales del año pasado, lo que la obligó a retirarse de casi todos sus compromisos públicos. Su último deber público llegó el martes, cuando nombró a Truss primera ministra.
"La muerte de Su Majestad la Reina es un gran impacto para la nación y el mundo", dijo Truss frente a su oficina en Downing Street, donde se arrió la bandera, como las de los palacios reales y los edificios gubernamentales de Gran Bretaña.
La noticia sorprendió no solo a la gente en Reino Unido, sino que también llegaron las condolencias de los líderes de todo el mundo. "Su legado ocupará un lugar preponderante en las páginas de la historia británica y en la historia de nuestro mundo", dijo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en un comunicado.
La reina Isabel II, la jefa de estado más longeva y con más años de servicio en el mundo, llegó al trono tras de la muerte de su padre, el rey Jorge VI, el 6 de febrero de 1952, cuando ella tenía solo 25 años.
Fue coronada en junio del año siguiente. La primera coronación televisada fue un anticipo de un nuevo mundo en el que los medios de comunicación examinarían cada vez más las vidas de los miembros de la realeza.
"Me comprometí sinceramente a su servicio, como muchos de ustedes lo están al mío. Durante toda mi vida y con todo mi corazón me esforzaré por ser digna de su confianza", dijo en el discurso a sus súbditos el día de su coronación.
Isabel se convirtió en monarca en un momento en que Gran Bretaña aún conservaba gran parte de su antiguo imperio con Winston Churchill como primer ministro, mientras que Josef Stalin dirigía la Unión Soviética y la Guerra de Corea estaba en su apogeo.
Privada de su símbolo de continuidad y resiliencia, Reino Unido comienza su nueva era en medio de una grave crisis económica, marcada por rupturas con Europa y una población descontenta por años de conflictos políticos y escándalos.