CAMBIO EN LA ADMINISTRACIÓN TRUMP
Un secretario de Estado exjefe de los espías y una jefa de la CIA exdirectora de una cárcel secreta en Tailandia: vuelve la mano dura a la diplomacia de EEUU
Mike Pompeo, un duro republicano que representa al tea party, es el nuevo secretario de Estado de EEUU. Además, la nueva jefa de la CIA es la exdirectora de una cárcel secreta en Tailandia en las que se torturaba a presos por terrorismo. Ella fue también quien ordenó destruir cintas de vídeo que documentaban esas prácticas.
Trump lo ha dejado claro: "Mike Pomeo (y yo) tenemos una forma muy similar de pensar". El jefe de los espías tiene una química especial con Trump y comparten la forma de ver el mundo.
Cristina Manzano, directora de EsGlobal, afirma que "Pomeo es un absoluto negacionista del acuerdo nuclear con Irán, ha dicho varias veces que había que anularlo en cuanto se pueda". Además, añade que "lo mismo ocurre con Corea del Norte, ha tenido una postura muy dura".
Por su parte, Julio Cañero, director de Instituto Franklin - UAH, asegura que "Pompeo ha dicho que Venezuela es un problema, que Cuba es un problema, que China es un problema, que Rusia es un problema... Hay que tener en cuenta que viene del Tea Party, que son las bases del partido republicano que más se han movilizado para votar a Trump".
Una línea dura que hace presagiar aún más 'America First'. "Esa presencia de halcones al frente de la diplomacia no augura una vuelta a la calma en las relaciones con todo tipo de socios empezando por Europa", añade Manzano.
Más polémica todavía, la nominada a directora de la CIA. Fue responsable de la cárcel secreta que la agencia tenía en Tailandia. Allí torturaban a los detenidos en la guerra contra el terrorismo. Desde encerrarles en cajas me medio metro por 70 centímetros a ahogamientos simulados.
En 2005, la propia Gina Haspel ordenó destruir las cintas de vídeo que documentaban esas torturas. "La CIA estuvo involucrada en la destrucción de pruebas de la escena del crimen", denuncia Jenifer Daska, de Human Right Wath.
Pese a todo, parece que no tendrá problemas para obtener el visto bueno de la cámara porque tiene el apoyo de casi todos los republicanos y muchos demócratas. Entre ellos, la senadora que lideró la investigación sobre el programa de torturas de la CIA.