40.000 PERSONAS PERMANECEN REFUGIADAS

Sudán del Sur, al borde de la guerra civil

Tras una semana de enfrentamientos étnicos, la espiral de violencia pone en peligro la independencia del país más joven del mundo, Sudán del Sur. Tanto la ONU como Estados Unidos han hecho un llamamiento al diálogo a las dos facciones enfrentadas para que pongan fin al asesinato de miles de civiles. El presidente Obama amenaza incluso con retirar toda ayuda al país. Desde el pasado domingo cerca de 40.000 personas permanecen refugiadas en bases de la ONU.

El embajador de Sudán del Sur en Jartum, Mayan Dot, reconoció que los rebeldes han tomado el control del estado de Unidad, limítrofe con Sudán y rico en petróleo, tras intensos combates contra las fuerzas gubernamentales.

Dot señaló que los partidarios del exvicepresidente Riak Mashar, acusado de perpetrar un fallido golpe de Estado el pasado 15 de diciembre, controlan Unidad y el estado de Jonglei, el mayor del país.

No obstante, el embajador garantizó el suministro de petróleo y sostuvo que las instalaciones petrolíferas y los oleoductos que llevan el crudo a Sudán para su exportación "no han sido afectados por los enfrentamientos".

El diplomático señaló que el Ejército controla la situación en ocho de los diez estados de Sudán del Sur y mostró su confianza en que pronto recuperará las zonas que han caído en manos de rebeldes.

Dot describió lo que ocurre actualmente en el país como una "semiguerra civil", debido sobre todo a los graves choques que han estallado en Jonglei y Unidad, y consideró que la solución pasa por un diálogo profundo.

Los insurgentes ganan terreno, después de que el jueves pasado tomaran la ciudad de Bor, capital de Jonglei. El líder de la cuarta división del ejército sursudanés, el general Koang Chuol, desertó y se unió a los rebeldes.

Las fuerzas lideradas por Chuol controlaron la región mientras que hay informaciones de que los soldados gubernamentales se refugiaron en una sede de la ONU en la zona y el gobernador del estado, Joseph Monytuil, escapó del lugar.

El conflicto, que ha causado cientos de muertos desde el día 15, está marcado por la violencia étnica, ya que el presidente sursudanés, Salva Kir, pertenece al clan Dinka, y el exvicepresidente Mashar, al Lou Nuer.

El joven país afronta el mayor desafío desde su nacimiento en julio de 2011, tras independizarse de Sudán, con un futuro incierto debido a la brecha abierta entre ambos bandos.

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