ABUSOS SEXUALES EN LA IGLESIA
"Tenía 11 años y un sacerdote destruyó mi vida": el brutal testimonio de una víctima de pederastia
Las víctimas de abusos por parte de la Iglesia rompen su silencio en la cumbre del Vaticano quereúne a líderes eclesiásticos de todo el mundo para aleccionarlos sobre cómo abordar los casos de abusos sexuales cometidos por el clero.
"Buenas tardes, quería contarles de cuando era una niña. Pero es inútil hacerlo porque cuando tenía 11 años un sacerdote de mi parroquia destruyó mi vida", así comenzó uno de los testimonios de una mujer italiana sobre el que los 190 líderes de la Iglesia católica reflexionaron durante la reunión sobre los abusos en el Vaticano. El testimonio fue escuchado antes de la oración final y publicado por el Vaticano.
La mujer explicó que de ese periodo solo le queda el recuerdo de "todas las veces en las que él me bloqueaba a mí, niña, con una fuerza sobrenatural: yo me paralizaba, me quedaba sin respirar, salía de mi cuerpo, buscaba desesperadamente con los ojos una ventana para mirar hacia afuera, esperando que todo terminara. Pensaba: 'si no me muevo, de repente no sentiré nada; si no respiro, de repente podría morir'".
El testimonio de esta mujer se suma a otros seis que se han podido escuchar en esta histórica reunión convocada por el papa Francisco para abordar los abusos por parte de miembros de la iglesia y que concluirá mañana con una misa.
La mujer explicó que cuando era niña solo podía pensar: "¡Seguramente habrá sido culpa mía!" o "¿Me habré merecido este mal?". "Sentía que ya no valía nada, ni siquiera que existía. Solo quería morir: lo he intentado... no lo he logrado", agregó la mujer, que explicó a los 190 representantes de la jerarquía católica que los abusos continuaron durante cinco años y "nadie se dio cuenta".
"Para no hacerme sentir el dolor, el asco, la confusión, el miedo, la vergüenza, la impotencia, el no ser adecuada, mi mente ha removido los hechos ocurridos, ha anestesiado mi cuerpo colocando distancias emotivas con respecto a todo aquello que vivía causando en mí enormes daños", relató.
Señaló que ha necesitado 40 años para encontrar la fuerza de la denuncia y sobre todo que lo tuvo que contar solo a sacerdotes por lo que resultó aún más difícil. "Creo que una presencia femenina sería una atención necesaria e indispensable para acoger, escuchar y acompañar a nosotros víctimas", propuso. La mujer concluyó su testimonio defendiendo a las personas que han guardado silencio durante todos estos años "por la vergüenza" y sostuvo que "las heridas jamás prescriben".
El Vaticano se prepara ya para celebrar una esperada reunión sobre la lacra de la pederastia en la que 190 jerarcas católicos responderán tras las denuncias de las víctimas.