No los vemos, pero los bebemos

Los microplásticos llegan al agua que bebemos tras invadir lagos y embalses: "Hay presencia en casi la totalidad"

Los plásticos invaden los lagos. El pantano de Sau, en Barcelona, aparece en el octavo lugar de un ranking de contaminación por plásticos realizado por un grupo de investigadores, quienes vigilan la concentración que hay en el agua que bebemos.

Acompañamos a José Luis Cereijo, investigador de la Universidad de A Coruña, a tomar muestras del embalse de Cecebre, del que beben casi medio millón de habitantes. El investigador busca microplásticos en el agua potable. En este sentido, Jordi Delgado, catedrático de Ingeniería de la Universidad de A Coruña, señala que "en la práctica totalidad de los lagos y embalses del mundo, hay presencia de plásticos y de microplásticos".

Investigadores de 23 países han tomado muestras a la vez en 38 lagos y embalses, y todas han sido analizadas en la Universidad de Milán. "Este estudio encuentra en peor estado las de un lago en Italia y otro en Suiza", indica el experto Moisés Cande.

La concentración de microplásticos en el resto no es preocupante, pero hay que vigilarlos. Y da igual que los lagos o embalses estén alejados de la población, porque los microplásticos se transportan por el aire, y pueden llegar a 100 kilómetros. "Pensábamos que los lagos remotos de las montañas podrían estar libres de este tipo de contaminación, pero no es así", advierte al respecto Roberto Bao, miembro del grupo de investigación 'Cambio Ambiental' de la Universidad de A Coruña.

¿De dónde proceden las pequeñas partículas de poliestireno o poliéster que no vemos pero bebemos? Moisés Cande explica que provienen "de la rodadura de vehículos en carretera, o por el simple lavado de todo tipo de textiles, que cada vez que los lavamos, sueltan fibras que van a parar al agua". Nuestra agua potable tiene para el hombre niveles pequeños de plástico, pero mucho mayores para el resto de la fauna.

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