Pandemia de coronavirus
Un año con COVID persistente: cuando la salud se juega en los tribunales
Llevan un año sobreviviendo como pueden al COVID Persistente. laSexta ha hablado con estos enfermos. Algunos trabajan a pesar de sufrir síntomas que prácticamente les incapacitan. Muchos de ellos luchan para que se garanticen sus derechos, también los laborales.
Algunos enfermos de COVID Persistente cumplen un año con su enfermedad. Se enfrentan ahora a los tribunales médicos del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). En la mayoría de los casos están prorrogando seis meses la incapacidad temporal. Sin embargo, hay pacientes que se reincorporaron a sus trabajos y ante la persistencia de síntomas como cefaleas, disnea o dolor cervical, vuelven a cursar baja. En esos casos, la prórroga se complica.
En laSexta hemos hablado con algunos de los afectados. Es el caso de Nuria, que se contagió de COVID-19 en marzo del año pasado. Ahora, 14 meses después, los síntomas continúan.
Sufre disnea, cansancio extremo, pulsaciones elevadas, taquicardias, dolores de cabeza, articulares y musculares. Lleva de baja todo este tiempo y su COVID Persistente está avalado por sus médicos. "Hasta ocho especialistas" le han hecho un seguimiento durante estos meses, nos cuenta. "Entonces, justo al año, el INSS revisó mis informes médicos y me ha concedido una prórroga de hasta 6 meses", nos dice.
El caso de Silvia es diferente. Y es que muchas de las personas que enfermaron en la primera ola "no tiene una PCR ni una serología que pueda confirmar su enfermedad" porque en plena pandemia no se realizaban, nos describe. "Muchas no tienen PCR positivas de marzo de 2020 y esto hace que algunos médicos no quieran renovar la baja", añade.
Por eso, muchos enfermos de COVID Persistente siguen trabajando a pesar de que sus síntomas les incapacitan casi totalmente. Es el caso de Milena. "Los dolores que tengo en cadera y piernas se me agudizan hasta el punto que camino coja", explica.
Milena estuvo de baja unos días tras contagiarse, pero cuando sus síntomas parecían remitir, volvió al trabajo. "Yo soy de la primera ola y cuando la persona tenía una PCR negativa, se le pedía volver al trabajo como muy tarde a la semana, daba igual el estado en el que se encontrara". Cuando la situación volvió a empeorar, solicitó el teletrabajo, pero su empresa se lo denegó.
"No se acababan de creer que lo que me pasaba era algo físico. Me han insistido en ir a un psicólogo, pensando que los síntomas pueden ser de orden psicosomático", cuenta.
Por casos como el suyo, los enfermos de COVID Persistente piden que se reconozca su enfermedad y que todas las Comunidades unifiquen criterios para tratarlos garantizando sus derechos, también los laborales.