CRISIS POR COVID-19
Así es la esperanzadora vuelta a casa de los pacientes curados de coronavirus
Los pacientes curados se acercan ya a los 17.000. Son ellos y ellas quienes arrancan los aplausos dentro de los hospitales, y sus testimonios aportan la fuerza a la que agarrarse.
Las altas hospitalarias de aquellos que consiguen recuperarse tras pasar el coronavirus son motivo de celebración cada día. Los pacientes curados en España se acercan ya a los 17.000, de los que 2.000 se han recuperado este mismo lunes.
Tas superar el coronavirus, aquellos que han estado más graves y han tenido que ser ingresados pueden volver a sus casas. Y aunque allí tienen que seguir tomando fuerzas y recuperándose, sus mensajes de ánimo a todos los que sufren el coranvirus son muy alentadores.
Algunos de ellos se han permitido un homenaje en su vuelta a casa. Es el Alfonso Reyes, que ha vuelto a saborear un bocata de chorizo: "He podido cumplir mis caprichos culinarios con un bocata de chorizo que anhelaba". También, explica, se pueden ir recuperando aficiones como la lectura poco a poco.
José es otro de los pacientes que ya está en casa. Ahora le toca hacer cuarentena mientras continúa mejorándose, y sus palabras de agradecimiento van dirigidas al personal sanitario: "No tengo fiere y el mensaje lo doy a quienes trabajan para nosotros".
Armando es el primer médico que recibe el alta en Ourense, y él insiste en recordar la importancia de quedarnos en casa. "Es importantísimo para la resolución de esta crisis, porque impide el contagio y por tanto una afluencia masiva a los servicios sanitarios", señala.
Y después de la recuperación, hay quien por su profesión no concibe quedarse en casa de brazos cruzados. Le ha ocurrido a María del Mar, que nada más recuperarse "tenía clarísimo que iba volver". "Somos sanitarios y nos necesitan", defiende.
Y es que el ritmo de trabajo en las UCIS no cesa. Sus manos solo se permiten parar cuando hay un motivo que celebrar, como la extubación de algún paciente.
Precisamente, la de los sanitarios volcados al máximo es la imagen que no puede olvidar Primitivo, de 63 años. "Parecían astronautas sudando con la gafas empañadas. Ha sido maravilloso el trato que hemos tenido allí", cuenta.