CRÓNICAS MARIANAS | CARAVANA ELECTORAL

Rajoy tuneado

Rajoy ha mutado en un ser aparentemente moderno y accesible coincidiendo con la campaña electoral. No le ha dado tiempo a dejarse coleta y aprenderse a Krahe, pero llega a los mítines con el ímpetu de quien espera que haya un futbolín junto al atril.

El PP está sacando a Rajoy del plasma a empujones. Este viernes empezaba la campaña en Ávila. El Presidente ha tomado la plaza Adolfo Suárez -con permiso de Albert Rivera- y ha dado el mitin junto a la estatua del expresidente. Rajoy se ha apropiado de los valores de la concordia, la tolerancia (¿Qué Ley mordaza ni qué Ley Mordaza?) y de la capacidad de alcanzar grandes acuerdos de Estado, a pesar de que en esta legislatura apenas ha pactado una o dos cosas. La 'podemiciudadización' del candidato ha sido evidente desde el minuto uno. Algo ha desteñido en el azul PP y ahora nuestra acreditación de la caravana electoral tiene círculos y es morada...

El fenómeno más repetido, y no por ello menos sorprendente, de todas las campañas es la euforia de los ciudadanos. Rajoy, que solo visita ciudades donde no le abuchean, ha decidido ahora pasear. El único riesgo que asume es que alguna señora le pregunte si es el de la tele. En Ávila, le han regalado una maceta de flores, le han besado y le han llamado guapo -varias veces, varias mujeres-. Hace unos días, Bertín preguntó a Rajoy si había tenido muchas novias. El Presidente respondió: "He sido como todos, de lo que me dejaban...". Eso es que no pilló una buena campaña, porque nos cuentan que hace unos días una señora le tocó el culo. Los escoltas se miraron con estupefacción. Rajoy debió de pensar que en ese gesto tan entusiasta, iban por lo menos cinco o seis votos.

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