Al frente de la cartera desde 2018
Fernando Grande-Marlaska vuelve de nuevo a ser ministro de Interior
El presidente, Pedro Sánchez, muestra plena confianza en el magistrado que lleva al frente de la cartera desde 2018, pese a ser una de las personas con las que la oposición del PP y de Vox ha sido más dura.
Fernando Grande-Marlaska revalida la cartera de Interior, aunque su cargo parecía no peligrar. El magistrado sigue teniendo la confianza del presidente Pedro Sánchez y lo mantiene cuatro años más en su Ejecutivo, dentro de uno de los ministerios con más peso operativo pero también de los más polémicos y vulnerables.
Grande-Maslaska es un político con una larga trayectoria en la judicatura. Pese a haber sido uno de los ministros más criticados por la oposición, encaja perfectamente en ese gobierno "más político" que quiere el presidente para esta nueva legislatura que se prevé, sin duda, complicada. Complicada y difícil no solo por los acuerdos pactados, sino por la férrea oposición que PP y Vox iniciaron incluso antes de la investidura.
Nacido en Bilbao, en 1962, el ministro es hijo de la costurera Angelines Marlaska y de Avelino Grande, un policía municipal. Se licenció en Derecho en la Universidad de Deusto en 1985 y un año después comenzó a prepararse para las oposiciones de juez, que aprobó con apenas 25 años en 1987. Como curiosidad, y según cuenta la revista Vanity Fair en un artículo publicado sobre el ministro en 2021, fue el también ex ministro socialista del Interior Juan Alberto Belloch quien lo preparó para los exámenes de esa dura oposición.
Una vez conseguido el título de juez, Marlaska ejerció como magistrado en ciudades como Santoña o Bilbao, para a principios de los 2000, asentarse definitivamente en Madrid. En 2004, pasó a trabajar en la Audiencia Nacional donde ha desarrollado prácticamente toda su carrera profesional. En 2013 fue elegido presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia.
Algunos de sus mediáticos casos, fueron la intervención del Fórum Filatélico, la instrucción de la causa del accidente del Yak-42 en Turquía o la entrada en prisión de Arnaldo Otegi, y la de otros muchos miembros de ETA; fue así conocido como uno de los jueces más implacables y "odiados" por la banda terrorista.
Por ello, el mismo Grande-Marlaska no se sorprendió cuando 2008 se conoció que ETA quería matarle: el entonces llamado 'comando Vizcaya', era el encargado de seguirle y tomar información sobre él para poder luego atentar contra él, algo que finalmente no sucedió. En 2018, abandonó la Audiencia Nacional, cuando fue llamado por Pedro Sánchez para formar parte de su Ejecutivo como ministro de Interior.
En este sentido, y el pasado mes de marzo del 2023, ya con cinco años a sus espaldas en el ministerio terminó con 34 años de dispersión de los presos de ETA algo que el gobierno vasco del PNV consideró positivo para la sociedad vasca, ya que mantenerlos lejos, una vez disuelta la banda, "ya no tenía ningún sentido", aseguró Andoni Ortuzar.
Sin duda en estos cinco años, una de las grandes polémicas fue la tragedia en la valla de Melilla que dejó 37 muertos y 77 desaparecidos; sin embargo y pese a las críticas de Yolanda Díaz y buena parte de la bancada d ela izquierda, el ministro insistía en que "no hubo ningún hecho trágico en territorio nacional", algo que fue refrendado por el propio gobierno. Así, Grande-Marlaska continúa teniendo la confianza del presidente, Pedro Sánchez, para seguir al cargo de esta cartera durante, y salvo sorpresas, los próximos cuatro años.
Grande-Marlaska, en clave personal: un referente LGTBI
A nivel personal, Grande-Marlaska está casado con el filósofo y profesor Gorka Arotz desde el año 2005, año en se legalizó por el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero, el matrimonio homosexual, aunque la pareja llevaba junta desde mediados de la década de los 90.
Marlaska ha sido siempre un fiel defensor de los derechos LGTBI y en sus muy contadas entrevistas de carácter personal y también en sus memorias que escribió en el año 2016 con el título 'Ni pena ni miedo: Un juez, una vida y la lucha por ser quienes somos'. Ahí, en esta biografía, contaba lo difícil que supuso para él 'salir del armario'.
Lo contaba en esas memorias que lo hizo con 25 años pero no fue hasta una década después cuando se lo contó a su madre que no se lo tomó especialmente bien: "Estuvo 15 días sin salir de la cama". Fue por este motivo que estuvo mucho tiempo separado de su familia. Su padre murió cuando aún era estudiante y no llegó a saberlo nunca. No obstante siempre ha dicho que contaba su historia por si pudiera ser útil para otras personas: para luchar contra el rechazo y el estigma de quien ama en libertad.