El espionaje se produjo en esas fechas

España y Marruecos reabren las fronteras de Ceuta y Melilla de forma gradual y con poco movimiento

Caras de felicidad, cánticos y vítores en la apertura de fronteras que se está llevando a cabo de marea gradual y reforzando la seguridad habitual en esta zona.

España y Marruecos han reabierto sus fronteras terrestres, justo el mismo día en el que hace un año se vivía la mayor crisis migratoria de la historia con el país vecino: más de 12.000 personas -muchas de ellas, menores- entraron en Ceuta en un episodio que sonó a represalia por la acogida en un hospital de Logroño del líder de Frente Polisario Brahim Gali.

Nada hicieron las fuerzas de seguridad marroquíes por impedir esa gran avalancha de inmigrantes en una población de apenas 85.000 habitantes. Fue "el momento más difícil" de la historia reciente de la ciudad autónoma, como lo resumía este fin de semana su presidente, Juan Jesús Vivas, en una entrevista con Efe, en la que aseguraba que los ciudadanos percibieron desde el primer momento que se trataba de "un intento de desestabilizar Ceuta como medio para presionar a España y, por ende, a Europa".

Y, efectivamente, esto provocó una crisis diplomática que solo se zanjó casi un año después, tras la visita a Rabat el pasado 7 de abril del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y después de que España explicitara su apoyo a la propuesta de autonomía del Sahara Occidental bajo soberanía marroquí. Entre tanto, la entrada secreta de Gali en España para tratarse de un cáncer y aquejado de COVID-19 acababa en los tribunales, en una causa que aún sigue su proceso.

Aunque las aguas de las relaciones entre ambos países parece que han vuelto a su cauce, el anuncio de que los dispositivos móviles de Sánchez y los ministros de Defensa, Margarita Robles, e Interior, Fernando Grande-Marlaska, fueron infectados por el programa de ciberespionaje Pegasus -muy usado por Marruecos-, entre el 19 de mayo pasado y el mes de junio, ha girado la mirada hacia el país vecino.

2 años, 2 meses y 4 días después

Han tenido que pasar 2 años, 2 meses y 4 días para que la frontera del Tarajal -único paso permitido entre Ceuta y Marruecos- volviera a abrir oficialmente sus puertas desde que se decretara su cierre como consecuencia de la pandemia de coronavirus.

Caras de felicidad, cánticos y vítores a las personas que llegaban desde Marruecos ha sido la escena que se ha vivido esta noche en la frontera ceutí, donde se agolpaban centenares de personas, aunque la mayoría de ellas expectantes para comprobar la apertura del paso.

También se desplazaron hasta la frontera el presidente de la Ciudad Autónoma, Eduardo de Castro; la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, y algunos diputados locales de Coalición por Melilla (CPM), el principal partido del Gobierno de la Ciudad Autónoma, para ser testigos de una reapertura que pone fin al periodo de cierre más largo de la historia de esta infraestructura.

Poco después de la medianoche, agentes de la Policía Nacional abrieron la verja que ha mantenido separados ambos territorios durante más de dos años y dos meses entre vítores y gritos de alegría que llegaban desde el lado marroquí y, sobre todo, desde la rotonda de la parte española, donde decenas de personas han hecho la cuenta atrás cuando las agujas del reloj se acercaban a la medianoche.

Instantes después, empezaron a cruzar los primeros ciudadanos hacia Marruecos, algunos cargados con maletas y prácticamente todos con la misma expresión de alegría en sus caras.

Entre los primeros que han pasado la frontera, a pie y en vehículo, había padres y madres con niños pequeños que, mientras pasaban el control documental, revelaban a los periodistas su deseo de volver a abrazar y besar a los familiares que tienen al otro lado de la frontera en el que será, en la mayoría de los casos, su reencuentro desde que comenzó la pandemia.

"Estamos muy contentos, estábamos deseando ya que abrieran la frontera", decía una mujer mientras la Policía comprobaba su documentación; un testimonio que se repetía en muchas de las personas que le seguían en la cola para pasar a pie a Marruecos.

Apertura gradual y refuerzo de la seguridad

La delegada del Gobierno ha recordado que, para esta reapertura fronteriza en Melilla, el Ministerio del Interior ha reforzado el despliegue de seguridad habitual con 53 agentes de la Policía Nacional desplazados desde la península, concretamente 45 de la Unidad de Intervención Policial (UIP) y 8 de la Brigada Especial de Fronteras, además de 30 guardias civiles.

Estos efectivos se unen a los habituales destinados en Melilla, por lo que en total son unos 120 agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que están trabajando en la frontera, además de los dos drones que la Guardia Civil está estrenando para la vigilancia del perímetro y que esta noche ha estado sobrevolando el puesto de Beni-Enzar.

Moh, al igual que De Castro, han coincidido en calificar esta noche como "histórica" y destacar la gran expectación que había entre gran parte de la población melillense, deseosa de que reabriera la frontera "y retomar un poco ese tipo de relaciones familiares y sociales que el tiempo, el covid y el cierre de la frontera ha impedido", ha dicho el presidente de la Ciudad Autónoma.

Ambos también han recalcado que se trata de una apertura gradual y ordenada, por lo que esta medianoche es una primera fase de su reapertura que se prevé muy limitada en cuanto al tránsito debido a que solo podrán acceder a territorio español los ciudadanos y residentes en la Unión Europea y aquellas personas autorizadas a circular en el espacio Schengen, que tendrán que cumplir una serie de requisitos documentales y sanitarios.

Poco movimiento en el paso fronterizo de Ceuta

La frontera del Tarajal que separa Ceuta de Marruecos continúa con poco tránsito de personas y vehículos en ambos sentidos, después de su apertura la pasada medianoche.

Según ha podido comprobar EFE este martes, en el paso fronterizo ha desaparecido la enorme expectación que se vivió esta madrugada con la presencia de cientos de personas en las inmediaciones de la aduana, donde los vehículos que acceden a Marruecos y los que proceden de ese país son controlados por vigilantes de seguridad y por agentes de la Guardia Civil.

Funcionarios del servicio de Aduanas son los encargados de controlar la entrada de mercancías, que no está permitida en esta primera fase de reapertura.

Antes de las 10:00 horas, media docena de inmigrantes subsaharianos y magrebíes aguardaban en un lateral de la frontera para acceder a la Oficina de Asilo situada en la aduana con el fin de cumplimentar trámites burocráticos.

Por otro lado, en el espigón fronterizo del Tarajal, por donde hace hoy un año accedieron miles de personas en dos avalanchas consecutivas, este martes se llevan a cabo una serie de trabajos en el arenal situado en mitad de las dos fronteras, en el lugar conocido como "tierra de nadie".

Crisis fronteriza: 200 personas entraron en la madrugada

La madrugada del 17 de mayo de 2021: unas 200 personas entran en la ciudad autónoma de Ceuta bordeando el espigón de la frontera norte de Benzú. Mohamed Mustafa es taxista y recuerda esos días como si hubiesen sucedido ayer, según confiesa a Efe.

Pero "lo peor estaba por llegar", como rememora a Efe un agente de la Guardia Civil. Ya por la mañana de ese día la entrada de inmigrantes se traslada a la otra frontera -la del Tarajal- con el acceso de cientos de marroquíes que no pueden ser contenidos por los efectivos del instituto armado.

Por la tarde, la situación se agrava con nuevos accesos clandestinos. El 18 de mayo la avalancha se repite y se trasladan hasta la zona unidades del Ejército de Tierra, que se ven desbordadas para contener a las más de 12.000 personas que entran en la ciudad y echan a correr en dirección al centro o a la cercana barriada del Príncipe.

Desde última hora de ese día, el amplio despliegue de efectivos policiales y militares posibilita que se devuelva ya a Marruecos a todos los que siguen queriendo entrar ilegalmente, muchos de ellos a bordo de pequeñas embarcaciones. "Fueron momentos duros, que no olvidaremos. Un compañero salvó la vida a un marroquí que apenas sabía nadar", relata a Efe un militar del Ejército de Tierra, perteneciente al Grupo de Regulares número 54, que estuvo destacado en la zona de la playa.

Como él, muchos ceutís pudieron ver a miles de inmigrantes deambulando por las calles de la ciudad sin saber qué hacer. Era como si en Madrid entraran de golpe 500.000 personas, decía Vivas gráficamente en su entrevista con Efe. Una situación que dejó a los alumnos en casa. De hecho, las ausencias en los colegios e institutos de la ciudad alcanzaron el 70%.

Más de 3.000 menores volvieron a Marruecos

Ante esta situación, el Gobierno de Ceuta que preside Vivas (PP) lanzó un SOS y apeló a la lealtad institucional para reclamar el apoyo tanto del Estado como de las instituciones europeas.

El Ejecutivo tuvo que habilitar hasta cinco naves industriales, así como un albergue provisional, donde se acogió a más de mil inmigrantes, la mitad menores, que se habían quedado en Ceuta.

Días después, muchos de los que habían entrado -más de 3.000- optaron por regresar voluntariamente a Marruecos tras varias jornadas deambulando por Ceuta sin saber dónde ir, mientras que otros decidieron establecerse en asentamientos ilegales en los montes o playas. En el caso de los menores, la ciudad acogió a más de 1.000 niños de forma inicial, aunque la cifra fue oscilando. Un año después de la avalancha todavía quedan en la ciudad 35 adultos acogidos en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), así como 320 menores, la mayoría en el centro de realojo de La Esperanza.

Un antes y un después

La crisis migratoria ha marcado un antes y un después para Ceuta, una ciudad que ahora se afana en avanzar en su desarrollo con un plan estratégico diseñado para tal fin.

Como resaltó en una visita a la ciudad el secretario de Estado de Política Territorial, Alfredo González, el plan nace para garantizar "un futuro de seguridad, estabilidad y prosperidad" y asegurar el progreso económico y la cohesión social en el territorio ceutí. Además de los fondos estatales y europeos, el desarrollo de la ciudad cuenta con otro aliado: su propio presupuesto para este año y el mayor de su historia: 389 millones de euros.

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