El otro vicepresidente
Los hilos de Iván Redondo, el hombre del que todo el mundo habla pero nadie conoce
Redondo encarna la gran paradoja de un personaje que ha trabajado al máximo nivel político, a izquierda y derecha, al que se le atribuyen poderes casi inagotables, pero del que hay que separar el mito de la realidad.
En los meses oscuros de la pandemia, una bombilla en el Palacio de la Moncloa se encendía siempre antes que todas las demás. Era la lucecita de Semillas -el edificio que acoge al equipo del presidente del Gobierno-, que, desde bien temprano en la madrugaba, albergaba a su morador, el hombre al que se le atribuyó la audacia para planear el nuevo ciclo político que acabó con Rajoy fuera de juego y un líder del Ejecutivo socialista.
Iván Redondo encarna la gran paradoja de un personaje que ha trabajado al máximo nivel político, a izquierda y derecha, al que se le atribuyen poderes casi inagotables, sin ser político, sin ser una celebridad, pero del que hay que separar el mito de la realidad.
Así retratan quienes lo han conocido al que se llamaba ‘El otro vicepresidente’, el que parecía el hombre para todo de su cliente, Pedro Sánchez,pero que acabó fuera de Moncloa con la remodelación de mitad de legislatura que se llevó por delante también a Ábalos y a Calvo. El hombre con el que esta noche, a las 21.25 h, arranca la nueva temporada de Lo de Évole, en laSexta.
De no ser nadie a ostentar un puesto inédito
Iván Redondo Bacaicoa (San Sebastián, 1981, 40 años) llegó a Madrid siendo un completo desconocido en su ámbito, la comunicación política. Se licenció en Humanidades y Comunicación en la Universidad de Deusto y se especializó en Información Económica en la Complutense de Madrid, para acabar fundado una consultora, Redondo & Asociados Public Affairs Firm en Madrid, ahora conocida como Erre Asociados, tras abandonarla para que la dirija en solitario su mujer y colega de profesión, Sandra Rudy.
Redondo llegó a Madrid hace 20 años, siendo un chavo de provincias, sin contactos, sin familia de relumbrón
“Es un tipo que llega a Madrid hace 20 años -un chavo de provincias, sin contactos, sin familia de relumbrón- y ha llegado a lo máximo que puede llegar un estratega y un consultor político”, apunta en conversación con laSexta.com Toni Bolaño, periodista y autor de Moncloa (Editorial Península), una biografía sobre Redondo.
Y eso, exactamente, es ser el hombre que movía los hilos de la política patria. Además de, formalmente y sobre el BOE, ser primer secretario de Estado, secretario del Consejo de Seguridad Nacional y ostentar un puesto de nueva creación en la historia política española: el de director del Gabinete de la Presidencia que concentraba todos los departamentos de asistencia al presidente. Casi nada.
Más allá del mito
Quienes lo conocen en la intimidad destacan que “lo que pasa con Iván es que hay mucha gente que ha hablado y ha escrito de él sin conocerle, sin haber hablado con él nunca. Esto ha creado mucho mito sobre su figura. Ellos han forjado esta especie de leyenda”, subrayan.
Tiene más ideas que ideología
De él dice, por ejemplo, el periodista Raúl del Pozo, en una llamada con laSexta.com, que es “un joven muy independiente, con ideas más que ideologías, que piensa que primero es la política y luego, la comunicación”. “A mí me parece un tipo muy inteligente, de una sencillez rarísima en su gremio, que madruga, lee, trabaja y está asesorado por la aristocracia del matriarcado vasco: su madre, su hermana y su esposa”, ahonda Del Pozo en el epílogo del libro de Bolaño, que firma.
Trabajos a uno y otro lado del arco parlamentario
Ese rasgo trabajador lo destacan todas las fuentes consultadas por laSexta.com. Alguna incluso arguye sus madrugones como clave de su éxito, ese que le lleva a ver oportunidades donde otros otean causas perdidas. Como sucedió en su primer encargo político conocido, cuando cogió a un candidato del PP para intentar arrebatar al nacionalismo catalán y la izquierda la alcaldía de la que era la tercera ciudad de Cataluña.
Era, claro, Xavier García Albiol, en Badalona. Y lo consiguió. Después dio el salto a Extremadura, a repetir la operación con el también popular José Antonio Monago como candidato. En aquella campaña consiguió algo similar a la cuadratura del círculo: que Izquierda Unida se abstuviera en una investidura de un candidato conservador y evitar, así, la presidencia autonómica del PSOE.
La fórmula Redondo, asociado al PP, parecía la de la Coca-Cola: no paraba de conseguir gestas
La fórmula Redondo parecía la de la Coca-Cola: en el País Vasco, asesoró al popular Antonio Basagoiti y consiguió los resultados más altos de la formación hasta el momento y aquellos que permitieron que el Gobierno vasco recayera, por primera vez en democracia, en el PSOE, con Patxi López a la cabeza.
Su asociación con los populares iba viento en popa, y según deslizan fuentes cercanas al consultor, se llegó a ofrecer a la dirección nacional del PP para que Rajoy se perpetuase en Moncloa. “No le quisieron porque aún estaba Pedro Arriola [el consejero áulico de Mariano Rajoy]”, puntualizan.
También se hizo Redondo muy amigo de Pablo Iglesias, y también le propuso sus servicios. Pero tampoco llegaron a un acuerdo.
La moción de censura, un antes y después
En esas andaba cuando se encontró con Pedro Sánchez. Era el año 2017, el socialista estaba por ganar las primarias contra Susana Díaz y nadie daba un duro por él. Comenzaron a verse los domingos por la tarde, tomando café, en casa de Sánchez, y se fraguó la alianza.
Así, primero se ganaron al partido y después al Gobierno de España, a través de la moción de censura a Rajoy el 1 de junio de 2018. Un año antes, Redondo, que colaboraba como columnista en el diario Expansión, vaticinó paso por paso la estrategia a seguir.
Su relación con Sánchez se inicia en 2017, tomando café en casa del socialista los domingos por la tarde
Era 23 de mayo de 2017, y en una pieza titulada parcamente “Sánchez puede ser presidente”, Redondo aseguraba que, “si enfocamos bien el ajedrez político que se avecina, hay altas probabilidades de que Pedro Sánchez pueda ser presidente. Bien a través de una moción de censura si se suceden los escándalos en el PP y se conforma una mayoría alternativa o tras el resultado de unas elecciones anticipadas”.
Lo que vino después es de sobra conocido, con el 2019 como el año glorioso: la dupla Sánchez-Redondo ganó 5 elecciones -de todas las clases y colores- en el mismo curso. Y llegó lo inesperado: la pandemia del COVID-19.
Sin espinas con Sánchez
Precisamente, el trabajo diario, concienzudo, a fondo y sin reloj potenció la confianza al máximo nivel, y por eso apuntan que, aunque rompieran su relación profesional en julio de este año, hace apenas un par de meses, no hay espinas y no tienen un enfrentamiento.
Redondo sabe entender qué significa ser transversal: coger la parte que interesa para ser hegemónico
Otras personas que han trabajado con él, aunque no en el lado de Sánchez, afirman que Redondo es quien “mejor sabe entender qué significa ser transversal, saber coger de cada punto la parte que interesa para ser hegemónico, para que tus acciones tengan relevancia y sentido”.
“Una cosa es el talento y otra no fallar”
“Es un estratega inteligente, pero su problema es que se pierde en el relato corto y se desvía. Le falla el no tener a veces la facilidad de salir del marrón de turno del día más allá de con una buena frase”, reprochan.
Para muestra, un botón: la mítica frase del chuletón en mitad de la polémica sobre el consumo carnívoro en nuestro país. “Es humano. Una cosa que tenga talento y otra que no falle”, ahondan las fuentes consultadas.
Muy hablador y buen gourmet, es gran fanático de Karate Kid y posee mucho sentido del humor
Hay una expresión que vuelve una y otra vez a la boca de Iván Redondo: la política es el arte de lo que no se ve. Y lo que no se aprecia de él y dibujan a su alrededor es que es una ametralladora hablando, en el buen sentido. Que coge la hebra y habla sin parar, todo bien hilvanado. Que es buen gourmet, e invita y es generoso. Que posee una memoria prodigiosa.
Otros de los grandes rasgos siempre a destacar son su querencia por los cómics, o que es consumidor incansable de Karate Kid. Además, tiene mucho sentido del humor y posee la capacidad de reírse de sus fallos, de cosas que estructuralmente se hacen mal. Y eso revela su autocrítica.
Un ajedrecista varias jugadas por delante
Bolaño le dibuja en pocas palabras en esta charla con este medio: “Es un profesional al que no estamos acostumbrados en España. Es independiente y no está ligado a la cultura de partido. Eso ya es bastante rompedor”. Sin embargo, eso no ha sido óbice para que el resto de ministros le reportara, y él repartiera señas y consignas.
Además, el biógrafo le describe como trabajador incansable, analítico, muy analítico -sin datos no toma decisiones: quiere los números-, y muy pragmático. En su parte más personal es honesto, leal y consecuente.
No duda en repetir, Redondo, que el gran objetivo es poner el peón en casilla 8, en términos ajedrecísticos
“Rompe el modelo porque siempre va pensando un poco más allá. La estrategia política en España estaba pensada en el corto plazo. Él suele tener escenarios previstos para que, en función de la piezas que tú muevas, mueve él”, explica Bolaño.
También no duda en repetir, Redondo, que el gran objetivo es poner el peón en casilla 8, en términos ajedrecísticos. Lo que viene a decir que si no consigues salvar a la reina en tiempos de apuros y retener el poder, mal vamos. Está por ver cómo termina su partida. De momento, la jugada, tras su retirada de la política, continúa este domingo en laSexta.