LAS INFORMACIONES QUE SALÍAN EN LA PRENSA HIZO QUE SALTASEN LAS ALARMAS
Jordi Pujol decidió confesar tras una reunión con su familia el 12 de julio
La confesión de Jordi Pujol se decidió en la casa de su hijo Josep el 12 de julio, cinco días después de que se desvelara que su mujer, Marta Ferrusola, y cuatro hijos habían ingresado casi tres millones y medio de euros en Andorra durante unas navidades. Asistieron una veintena de personas: toda la familia, tres abogados y un asesor fiscal. Hasta entonces, el expresident de la Generalitat esperaba salir airoso.
Las polémicas revelaciones de la exnovia de Jordi Pujol Ferrusola parecían no molestar al clan Pujol, sus declaraciones eran balas de fogueo, inofensivas, pero las alarmas saltaron en la familia el 7 de julio.
‘El Mundo’ publicaba que Marta Ferrusola y cuatro de sus hijos habían realizado once ingresos por valor de 3,4 millones de euros en la Banca Privada de Andorra en 2010. Fue entonces cuando el expresident convocó el cónclave familiar en la casa de Josep en Latour de Carol, en la Cerdaña francesa.
Según información de ‘eldiario.es’, presidiendo la reunión estaban Jordi Pujol y Marta Ferrusola. Acababan de fichar al abogado Cristobal Martell para que diseñara la defensa de la familia, un experto en alcanzar pactos y evitar la cárcel para sus clientes.
Sentados a la mesa estaban sus siete hijos con sus parejas. Incluso asistió la exmujer de Jordi Pujol Ferrusola, Merce Gironés. En esa reunión del clan se decidió Oriol Pujol mantuviera a su abogado de confianza Javier Melero, en un intento de desvincular el Caso Pujol de la crisis abierta en Convergencia.
Involucrado en los casos Gürtel, Noos y en las defensas de Neymar y Messi, Cristobal Martell es el letrado de los VIP. En esa reunión del 12 de julio, Martell habría explicado la estrategia para los Pujol basada en tres decisiones.
La primera, regularizar inmediatamente las cuentas que la familia tenía en la Banca Privada de Andorra. La segunda que Oriol Pujol renunciara a todos sus cargos en Convergencia y en el Parlament. Y la tercera, y quizás la más inesperada para los presentes, que el expresident haría una confesión pública de que tenía dinero en el extranjero desde los años 80, fruto de una herencia millonaria.