Divisiones públicas
Las fricciones del Gobierno de coalición: monarquía, reforma laboral, salario mínimo, pensiones...
Varios puntos han puesto a prueba el acuerdo PSOE-Podemos de Gobierno, divisiones que se han dado públicamente pero que los representantes de ambas formaciones encuadran dentro del debate político.
La imagen de Pablo Iglesias y María Jesús Montero manteniendo un intenso debate en los pasillos del Congreso de los Diputados han marcado la semana en el plano político, una imagen que ilustra las fricciones del Gobierno de coalición.
Eso sí, los representantes de ambas formaciones restan importancia a estas divisiones, encuadrándolas dentro del debate político. Son varios los asuntos en los que los socios de Gobierno muestran sus desavenencias, como el Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
Yolanda Díaz defendía que no se podía "dejar fuera" a aquellas personas "que no están acogidas a un convenio colectivo". Al otro lado del ring, Nadia Calviño, que descartaba subir "ahora" el SMI, uniéndose a la opinión de Carmen Calvo.
Este sábado, Pablo Iglesias ha criticado la negativa de los partidos a la comisión de investigación en el Parlamento al rey emérito Juan Carlos I, partidos entre los que se encuentra el PSOE.
La prohibición del corte de suministros a las personas vulnerables está siendo otro de los puntos calientes, con Teresa Ribera reconociendo que pueden darse "discrepancias técnicas en un problema complejo".
Unidas Podemos exige que tome la medida cuanto antes y que se incluyan todos los suministros, no solo la luz, sino también el agua y el gas. Otra línea roja la encontramos en las pensiones, con la propuesta de Escrivá de aumentar de 25 a 35 años para calcular la pensión como punto de conflicto.
La reforma laboral aumenta también la brecha. Aseguraba Sánchez que se producirá si hay acuerdo social, pero para la formación morada no hay condicionantes.
Pero no todo son divisiones. Sí parece que se llega a un acuerdo en cuanto a los desahucios y se van a sacar adelante los Presupuestos, un balón de oxígeno para dar estabilidad a la legislatura.
Los ataques de la derecha también unen al primer Gobierno de coalición de la historia de España, un complejo tándem al que parece que le quedan tres años por delante cargados de diferencias.