Un desafío logístico y legal

La lenguas cooficiales en el Congreso: de la teoría a la práctica

Tras su nombramiento, Francina Armengol ha asumido como propio el compromiso del uso de las lenguas cooficiales en el Congreso, pero poner en marcha esto no es cosa de dos días. Hay que revisar el reglamento de la cámara por si hay que modificarlo y luego está el desafío logístico que supone toda la traducción e interpretación de los escritos e intervenciones.

Lo anunció en su primer discurso como presidenta de la Cámara Baja en un guiño a los que habían permitido su investidura: su presencia en el Congreso garantizaría el uso de las lenguas cooficiales. "El congreso debe asumir esta responsabilidad, es un gran avance", decía la socialista Francina Armengol en una entrevista apenas 24 horas después de acceder al cargo. "Me volcaré porque esa sea una realidad lo más pronto posible", añadía. Pero ojo, porque ese "lo antes posible" plantea dos grandes interrogantes.

El primero, es pura logística: traducir textos o intervenciones de forma simultánea conlleva el desarrollo de toda una infraestructura. "Se necesita además de todo el equipo de intérpretes; un equipo de sonidistas, unas cabinas aisladas de forma acústica, auriculares y micrófonos de alta calidad...", cuenta a laSexta el intérprete Eduardo Escolar.

El segundo punto tampoco es fácil de resolver. Es el que se refiere a las posibles implicaciones legales en cuanto a que no está demasiado claro si este cambio exigiría una Reforma de la Cámara y por tanto una votación.

Si nos remitimos a la teoría, no tendría por qué haber una reforma puesto que el Reglamento del Congreso no prohíbe expresamente la utilización del euskera, el catalán o el gallego en los plenos. Pero, en la práctica siempre que un diputado ha utilizado dichas lenguas más allá de una breve cita, los presidentes han vetado su intervención. Interrumpiendo y pidiendo al orador que continuara en castellano. Eso es lo que Francina Armengol ha anunciado que no hará: imponer el uso del castellano.

Fuentes cercanas a la nueva presidenta de las Cortes, han confirmado a laSexta que Armengol aún no tiene claro cómo se podría poner en marcha la medida pero si hay algo claro: su voluntad política a que suceda. Esto es que, al no recoger ni la Constitución ni el Reglamento la obligación de utilizar el castellano o la prohibición de usar otra lengua oficial, todo depende de la presidencia de la Cámara. Y ese puesto lo desempeña la propia Armengol, quien dejó claro nada más llegar al puesto que su intención es permitir "la utilización de todos estos idiomas en el Congreso desde el mismo momento de la sesión constitutiva".

Sin embargo en el Partido Popular hoy han criticado duramente la propuesta. "Es un esperpento pensar que vamos a llevar pinganillos en el Congreso de los Diputados", afirma Borja Sémper.

Paradójicamente, mientras él decía eso, la consejera de servicios sociales de la Comunitat Valenciana y también del PP se quejaba de que en los planes de incluir las lenguas cooficiales en el Congreso, no se contara con el valenciano. "Remitiremos a Pedro Sánchez y a Francina Armengol un requerimiento", apuntaba Susana Camarero.

Lo cierto es que solo tenemos un antecedente de algo similar: el plurilingüismo en el Senado. Allí desde 2005 las lenguas oficiales distintas al castellano se pueden utilizar en algunas intervenciones, aunque es cierto que no en todas, y además, su introducción ha sido paulatina y ha ido acompañada de sucesivas modificaciones.

En cuanto a la propuesta de llevar estas mismas lenguas a Europa, solo hay un precedente: el Gaélico o también llamado irlandés moderno. Se propuso en 2005, aunque no se aprobó hasta 2007 y no fue hasta 2022 cuando se ha hecho efectivo.

Fechas, que nos pueden dar alguna idea de que no es una medida a corto plazo.

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