Ahora en Valencia
La lucha del Orgullo se le atraganta a un PP que vuelve a sucumbir a la agenda ultraderechista de Vox
La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, se ha negado a colgar la bandera, justificando que no lo hace "ni el día del ELA, ni el del Alzheimer". Una nueva polémica que se suma al cartel de tacones de Almeida.
La lucha del Orgullo se le vuelve a atragantar al Partido Popular y esta vez ha sido la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, por negarse a poner pondrá la bandera LGTBI en su Ayuntamiento. La 'popular', que gobierna con Vox, se ha enredado con las explicaciones provocando una polémica a dos días de celebrarse el Día Internacional del Orgullo LGBT.
Algo parecido ocurrió esta semana con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, al presentar el Consistorio unos carteles del Orgullo en los que aparecen condones, copas de alcohol y tacones. En este caso, Catalá prefiere una proyección a una bandera, pero lo más ha llamado la atención es su explicación: ha situado en la misma categoría la enfermedad del Alzheimer, el cáncer, la ELA y el Orgullo. "El Ayuntamiento de Valencia no pone banderas. No lo pone ni el día del ELA, ni el del Alzheimer, ni el del cáncer", ha explicado.
Se puede pensar que fue un lapsus, pero justo después vuelve a insistir. "Yo si pongo la bandera del orgullo, pongo también la del Alzheimer, la del ELA, la del cáncer y la de las demás necesidades sociales", ha señalado en una justificación que ha provocado una gran polémica y ha tenido que matizar sus palabras.
El PSOE ha pedido que rectifique a la alcaldesa por la comparativa que hace del orgullo LGTBI con las enfermedades. Catalá, lejos de hacerlo, ha redoblado su apuesta y ha asegurado que sus palabras se han manipulado y ha intentado aclararlo. "Yo hago comparación de días internacionales, no hago comparación que vaya más allá de ahí", ha querido matizar.
Pero a la ministra de Igualdad, Ana Redondo, estas palabras no le sirven e insiste en una rectificación. "Es bochornoso, que rectifique, hay que saber reconocer un error y lo peligroso de mandar un mensaje así a las instituciones", ha cargado la ministra. En Valencia, el PSOE solo marca dos caminos: o disculpa o dimisión. Para el portavoz del PSPV, Borja Sanjuan, "son declaraciones abiertamente homófobas".
También Compromís ha exigido una disculpa pública y que cuelgue la bandera del balcón, según lo ha indicado la portavoz de Compromís en el Ayuntamiento de Valencia, Papi Robles. Mientras desde Sumar directamente piden su dimisión inmediata.
Volviendo a la bandera, hace justo un año su número dos Juan Carlos Caballero, concejal y portavoz del Gobierno municipal de Valencia, definía el orgullo como "un día de celebración con total tolerancia". Y aseguraba que colgarían la pancarta porque en el PP eran "reformistas, pero no reaccionarios". Mientras, en las Cortes Valencianas, los de Santiago Abascal se han quedado solos porque se colgará la bandera LGTBI tras los votos a favor de todos -PP incluido- menos de Vox.
Se escuda en el ecologismo, pero el PP es presionado por Vox
Otra argumento más que la alcaldesa de Valencia ha utilizado para justificar por qué no cuelga la bandera LGTBI, ni las de otras causas: el ecologismo. María José Catalá ha salido en defensa del planeta y ha dicho que las pancartas se hacían con plástico y que, desde hace meses, han optado por carteles electrónicos. Sin embargo, se pueden hacer banderas sin utilizar materiales contaminantes. "Decidimos hace muchos meses transformar esas banderas que dicho sea de paso era de un material que es plástico y queríamos dar ejemplo también en la capitalidad verde europea", ha explicado, y ha añadido que por eso "transformaron en dos mapings laterales que son electrónicos".
No obstante, poner la bandera del colectivo LGTBI en la fachada de una institución es un gesto tan sencillo y que representa tanto apoyo, pero que gobiernos y ayuntamientos de PP y Vox siguen negándose a hacer. El 'popular' Roberto Narro, concejal de Igualdad del Ayuntamiento de Guadalajara, ha dado otra explicación, asegurando que no lo hace porque "el balcón del Ayuntamiento tiene que ser un espacio de neutralidad".
Pero ni sus homólogos de Ciudad Real o de Toledo las colgarán tampoco. Según Inés Cañizares, vicealcaldesa de Toledo, "las banderas que representan a todos los toledanos, a todos los castellanomanchegos y a todos los españoles, son las que están ahora mismo en el balcón del Ayuntamiento, y ninguna más". Valga la ironía, esas declaraciones han llenado de banderas arcoíris las plazas de esos municipios en protesta por no colgarla. Hasta la delegación del Gobierno de Toledo amaneció con la fachada iluminada en apoyo al colectivo.
Para el gobierno autonómico castellanomanchego, en palabras de su consejera de Igualdad, Sara Simó, "esto sucede cuando permites que la extrema derecha entre en las instituciones". En la misma línea, desde el Gobierno central la ministra Ana Redondo ha asegurado que "no hay excusa, salvo ideológica y salvo el odio que se está sembrando".
Polémicas que pueden derivar en actos tan deplorables como el ocurrido en Alcudia, Alicante, donde una bandera LGTBI que colgaron del auditorio quedó completamente chamuscada. Y en Córdoba, Vox llegó incluso a pedir esta semana que se quitara una bandera arcoíris de un pleno. Paula Badanelli, portavoz de Vox en el Ayuntamiento, le pidió "que se retire": "Mostramos nuestra más absoluta oposición. No representan al 100% de los cordobeses". Antonio Hurtado, el portavoz del PSOE en el Consistorio, ha expresado que "no podemos que sus vetos permanentes sean los que se impongan". El portavoz acabó retirando la bandera entre aplausos del resto de grupos.