Consideran que se trata de "una deuda histórica"

La lucha de las trabajadoras del hogar para que reconozcan sus enfermedades como laborales: "Nuestros cuerpos están rotos"

María Luisa, Rafaela o Elena son solo algunas de estas mujeres que han contado su historia a laSexta. Lamentan que el cambio legislativo esté hecho, pero que no se aplique.

Diferentes asociaciones de trabajadores del hogar se han unido para que sus enfermedades, provocadas por su trabajo, sean reconocidas como laborales. Unas patologías que van desde hernias discales, a bronquitis crónicas y que son claras consecuencias de las funciones que realizan a diario. Reconocen que muchas tienen que ir enfermas a trabajar.

María Luisa Pérez es camarera de piso y cuenta a laSexta que su mano "derecha está operada en el 2008 y la izquierda en el 2014", mientras que "la rodilla en el 2023". "A mí ha tenido que irme a buscar mi marido en coche al trabajo porque no podía coger ni el autobús", lamenta.

A sus 55 años, María Luisa ya ha tenido que dejar de trabajar como tal, pero las enfermedades que tiene diagnosticadas no se le reconocen con origen laboral. De hecho, critica que estas consecuencias no les "han venido porque nosotros hemos querido" sino "porque hemos estado haciendo un trabajo bastante duro". En el caso de que esto cambiase, asegura que podría "ganar más, evidentemente" ya que ahora cuenta con "un sueldo de 793 euros y no da para nada".

Una realidad que comparten kellys, trabajadoras del servicio doméstico y de ayuda a domicilio. Por eso, se han unido para que se reconozca que sus enfermedades sí son laborales. "Achacan todas nuestras enfermedades, principalmente, a que somos mujeres", pero "no lo achacan al trabajo y nos derivan al médico de cabecera con lo que conlleva", denuncia la secretaría general del sindicato OSAD, Elena Vidal Martín.

Elena lleva desde los 19 años trabajando en la ayuda a domicilio y a los 22 años ya le diagnosticaron una lumbalgia crónica para lo cual debe medicarse, como muchas otras en una situación similar. Lo hacen "con medicación muy fuerte para poder ir a trabajar todos los días".

Por su parte, Rafaela Pimentel, portavoz de territorio doméstico lamenta que "hay compañeras que van con muletas o con bastones": "Somos unos cuerpos rotos". Rafaela sabe bien de lo que habla, puesto que ha trabajado en el servicio doméstico toda su vida. El cambio legislativo está hecho pero se tiene que aplicar.

"Yo creo que la sociedad tiene una deuda también con nosotras (...) una deuda histórica que tienen con las mujeres en el tema de cuidar y de realizar estas tareas", porque eso también "es un trabajo", recuerda Pimentel. Este reconocimiento permitiría mejorar las condiciones de quienes llevan toda la vida cuidando a los demás.