El saludo que no vimos
El nuevo reencuentro de Felipe VI con el rey emérito
Según informa Europa Press, antes de tomar asiento, el Rey se dirigió al lugar en el que estaba el rey emérito para dedicarle un significativo gesto, estrechándole la mano cariñosamente en presencia de la reina Letizia, momento que no habrían captado las cámaras.
A punto de cumplirse un mes del fallecimiento de Juan Gómez-Acebo a los 54 años, su familia y amigos más cercanos se han dado cita en la Catedral de las Fuerzas Armadas de Madrid para celebrar una misa funeral en su honor.
Demostrando su estrecha relación con los hermanos del fallecido, Simoneta, Bruno y Beltrán Gómez-Acebo, la Familia Real casi al completo ha querido arroparles en este duro trance y rendir homenaje con su presencia al hijo de la infanta doña Pilar, que llevaba varios años luchando contra un cáncer que tristemente no pudo superar.
Un funeral que ha supuesto el reencuentro de los reyes Felipe y Letizia con el rey Juan Carlos seis meses después de la última vez que coincidieron en público, precisamente en el funeral de Fernando Gómez-Acebo, hermano de Juan, que falleció el pasado 1 de marzo a causa de problemas respiratorios.
En esta ocasión, sin embargo, los reyes y el emérito mantenían las distancias y llegaban a la Catedral Castrense con minutos de diferencia, evitando así la esperada imagen de padre e hijo juntos de nuevo.
Según informa Europa Press, antes de tomar asiento en el lugar asignado para él en primer fila, el Rey se dirigió al lugar en el que estaba el rey emérito para dedicarle un significativo gesto, estrechándole la mano cariñosamente en presencia de la reina Letizia mientras el emérito correspondía este gesto con una sonrisa, momento que no habrían captado las cámaras.
Ajeno a que las cámaras estaban captando lo que sucedía en el interior de la catedral, el emérito ha mostrado su faceta más cercana y campechana deshaciéndose en gestos de cariño con el hijo de Juan Gómez-Acebo, Nicolás, de 11 años, al que chocaba la mano en un gesto de espontaneidad tras charlar un rato con él, mientras Don Felipe consolaba a su primo Bruno dándole un fuerte abrazo.