Factura de la luz
El precio de la luz sacude el debate político en verano: "El bolsillo de las familias pone y quita Gobiernos"
Posturas enfrentadas entre los distintos partidos políticos con todo el debate generado a raíz de los precios de la luz. Incluso dentro de partidos como Ciudadanos hay miembros con visiones totalmente contrarias a la hora de abordar las soluciones a debatir.
Un precio de la luz disparado genera alta tensión política. La periodista y politóloga Estefanía Molina asegura que "todo lo que tenga que ver con el bolsillo de las familias" es importante, ya que "pone y quita gobiernos".
En un intento de aliviar la factura, el Gobierno ha rebajado el IVA y ha suspendido temporalmente el impuesto de generación. La vicepresidenta Teresa Ribera ha remitido al Congreso la creación de un fondo para que las energéticas paguen las primas a las renovables.
Francisco Valverde, responsable de Energía de 'Menta Renovables', asegura que este movimiento "sacará" alrededor de 7.000 millones de euros de la factura de la luz en los siguientes cuatro años, pero el encarecimiento de la energía genera fricciones entre socios de Gobierno.
Podemos, en boca de Pablo Echenique, exige soluciones urgentes y amenaza con tomar la calle, pero Teresa Ribera respondió tajantemente en Al Rojo Vivo este viernes: "O no tiene ni idea de lo que está hablando o está haciendo demagogia barata". Pese a los reproches, Ribera se ha mostrado dispuesta a que el sector público gestione los saltos hidroeléctricos cuya concesión privada caduque.
Era, hasta ahora, una bandera exclusiva de Podemos. La propuesta abre grietas en Ciudadanos, con miembros como Juan Marín abiertos a valorarlo y los que se oponen firmemente, como Begoña Villacís.
El PP propone suprimir el impuesto de generación y trasladar -de la factura a los presupuestos- el déficit tarifario, una deuda acumulada que pagamos a las eléctricas tras años en que los Gobiernos fijaron el precio de la luz por debajo del coste real.
El PP consigue así dirigirse a los que no son, a priori, sus votantes tradicionales, intentando visibilizarse como un partido "de las clases medias precarizadas", según afirma Molina. Una fórmula, opinan los expertos, que el PP ya puso a prueba con Ayuso en las últimas elecciones de la Comunidad de Madrid.