Nueva etapa en el Gobierno
Los retos de Darias como ministra de Sanidad: doblegar la curva, bajar la presión en las UCI y la vacunación contra el COVID
Carolina Darias y Miquel Iceta toman posesión de sus nuevas carteras este miércoles con la jura o promesa ante el Rey. Desde hoy, Darias se pone a los mandos de la tercera ola.
Carolina Darias llega al Ministerio de Sanidad con los deberes hechos. Desde el momento en que la gestión de la pandemia conllevó decisiones colegiadas con las Comunidades Autónomas, la entonces ministra de Política Territorial se puso al frente, junto a Salvador Illa, de las reuniones del Consejo Interterritorial de Salud. El relevo parecía natural y se barruntaba desde finales de diciembre, cuando se supo que Illa se ponía al frente de la candidatura del PSC a la Generalitat.
Ahora, Darias se convierte en la cuarta ministra de Sanidad en los dos años y medio de mandato de Sánchez. Funcionaria y licenciada en Derecho, toma el relevo del filósofo Illa para gestionar la tercera ola, que está mostrando un envite similar al de la primera después de casi un año de pandemia del COVID-19. Solo ayer se registraron 36.435 nuevos contagios y 591 muertos, la cifra de decesos más alta desde abril.
La nueva responsable sanitaria apenas tendrá tiempo para prepararse: si la toma de posesión es oficialmente hoy a las 9 de la mañana, el viernes a las 11 ya tendrá que dar cuenta en la Comisión de Sanidad del Congreso de la gestión de la pandemia. El ministro Illa se comprometió a comparecencias periódicas ante los portavoces sanitarios de los partidos, por lo que ese cometido recae ahora sobre Darias.
"Asumo el reto de ministra de Sanidad con mucha ilusión, responsabilidad y mucha humildad", ha asegurado en Twitter. Tres cuestiones que le harán mucha falta para doblegar la curva e impulsar la campaña de vacunación, dos cuestiones clave para salir de este periodo negro.
Doblegar la curva
Para Fernando Simón, los datos evidencian que el pico de la pandemia pudo producirse en fin de semana del 16 de enero y que estas cifras que conocemos en los últimos días pueden deberse a retrasos en la notificación de los contagios y los ingresos.
Pero los 2.629.817 de contagios desde marzo dan poca tregua. La incidencia acumulada alcanza los 893,91 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos catorce días y las Comunidades insisten en que se tomen nuevas medidas para la progresión de los contagios. El ya exministro Illa defendía que el actual estado de alarma ya contempla los mecanismos necesarios para poder frenar los contagios: el toque de queda entre las 22 y las 07 horas, los cierres perimetrales o las limitaciones a reuniones sociales.
Sin embargo, presidentes autonómicos como el castellanoleonés Alfonso Fernández Mañueco ya requieren lo que el exministro no les permitía: confinamientos domiciliarios generales para cortar la cadena de transmisión o una ampliación de las limitaciones nocturnas.
Salvador Illa fue el ministro encargado de defender el actual decreto del estado de alarma, por lo que, de modificarse para incluir estos supuestos, podría ser Darias la encargada de dar la cara por parte del Gobierno para conseguir la aprobación del Congreso.
Rebajar la presión hospitalaria
Otra de las claves a las que tendrá que hacer frente Darias es cómo rebajar la presión hospitalaria. Según los últimos datos de Sanidad, hay 30.815 hospitalizados a causa del COVID-19. De ellos, 4.433 se encuentran en UCI, lo que supone un 41,27% de las camas de cuidados intensivos ocupadas.
Pero esta cifra es engañosa: las plazas ocupadas en la actualidad son las ampliadas a causa del coronavirus. En condiciones normales, las UCI ya estarían al 100% de su capacidad.
Algunas comunidades están al borde del colapso. En la Comunidad Valenciana, el 61,70% de las camas de críticos están ocupadas. Castilla-La Mancha, La Rioja, Melilla o Madrid ya tienen más de la mitad de sus plazas de críticos ocupadas.
Y se espera que vayan a peor: las hospitalizaciones y los traslados a UCI tardan más que los diagnósticos, por lo que en diez días podría experimentarse un descenso de los contagios pero un aumento de los ingresados y fallecidos.
La temida variante británica
En España hay 267 casos contagiados de la variante británica del COVID-19, que ha puesto en jaque a Europa por su alta transmisibilidad. Sanidad ya ha advertido en un estudio que el impacto de esta variable podría ir a más y convertirse en la predominante a partir de marzo. Según un informe del Centro de Coordinación y Alertas en Emergencias Sanitarias (CCAES), "esta variante implica un mayor riesgo de transmisión, lo que podría ocasionar un mayor número de ingresos en proporción con el aumento de la incidencia. Además, las personas infectadas por esta variante parecen tener mayor riesgo de padecer una enfermedad más grave".
Por tanto, es labor ahora del Ministerio de Sanidad coordinar con las Comunidades Autónomas un nuevo protocolo para hacer frente a estas cepas del virus más contagiosas. ¿Es efectivo cerrar Barajas, como pide Madrid? ¿O han de estudiar el genoma de cada caso infectado? Detectar a tiempo los casos de esta variable podría suponer controlar las hospitalizaciones y los fallecimientos.
Llegar al 70% de vacunados
El ministro Illa insistió desde la presentación del Plan de Vacunación en noviembre que la meta del Gobierno es llegar al 70% de la población en verano. De momento, no parece sencillo: un mes después de comenzar la vacunación en España con Araceli Hidalgo, solo se han recibido 1.346.100 vacunas. De éstas, se ha administrado casi la totalidad: el 95,9% de las dosis, toda vez que las Comunidades Autónomas se han puesto las pilas a la hora de inmunizar a sus ciudadanos, al mismo tiempo que se están retrasando las entregas de las farmacéuticas.
Un mes después, solo se ha vacunado al 2,47% de los españoles. 123.697 personas han recibido las dos dosis, lo que garantiza la inmunidad: un 0,46% de la población en total.
La gestión con las CCAA
Aunque la ministra Darias carece de formación sanitaria, igual que su predecesor, sí cuenta con algo fundamental: experiencia autonómica -fue consejera en el Gobierno canario-, ya que son las comunidades las que gestionan las competencias sanitarias.
Darias y el nuevo titular de Política Territorial, Miquel Iceta,pilotarán ahora las reuniones del Comité Interterritorial de Salud, el órgano clave de gestión de la pandemia, donde están representados el Gobierno central y todas y cada una de las autonomías.
Además, Darias cuenta con una ventaja con la que no contó Salvador Illa en las primeras etapas de la pandemia: el organigrama del Ministerio de Sanidad se reforzó en verano con una Secretaría de Estado, ocupada ahora por la epidemióloga Silvia Calzón, quien sí tiene experiencia en el campo sanitario. El ministerio estaba vacío de competencias antes de la pandemia, por lo que contaba con muy pocos funcionarios.
Los otros proyectos de Illa
Cuando la pandemia todavía no atizaba el mundo, el Ministerio de Sanidad se ocupaba en otros asuntos de Salud Pública. El más relevante, sin duda, el tabaco. En su primera comparecencia ante la Comisión de Sanidad del Congreso, Illa anunció su intención de endurecer las restricciones antitabaco, ya que las prohibiciones de fumar no han tenido el efecto deseado a la hora de reducir el porcentaje de fumadores.
La cartera de Darias, además de la pandemia, tendrá que gestionar también medidas para prevenir el consumo de alcohol entre menores, un plan para hacer frente a la resistencia de los antibióticos y otros como el desarrollo de la ley de eutanasia, recientemente aprobada en el Congreso.
Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021 contemplan una dotación de diez veces la habitual del departamento: de 327 millones en el de 2018 a 3.421 millones en el de este año. Suena a mucho dinero, pero lo tendrá que emplear en el pago de vacunas, el refuerzo del Sistema Nacional de Salud y también de los mecanismos de vigilancia epidemiológica.