LAS PRUEBAS GRÁFICAS DEL ASESINATO DE ISABEL CARRASCO
Triana Martínez, tras el crimen de Carrasco: “Isabel Carrasco es para mí como un demonio”
Las acusadas del crimen de Isabel Carrasco mantuvieron en sus declaraciones que el crimen fue fruto de un arrebato y no de un plan perfectamente premeditado. Una afirmación que choca con muchas de las pruebas que aparecen en el sumario, al que hemos tenido acceso.
Tampoco cuadra que madre e hija afirmaran que se encontraron casualmente la tarde del crimen. La ropa que vestía la asesina confesa de Isabel Carrasco el día del asesinato eran unos guantes, una gorra y una chaqueta oscura, que se quitó en un mercado nada más abandonar la pasarela donde disparó a la presidenta de la Diputación de León.
Las fotos se incluyen en el sumario al que ha tenido acceso laSexta Noticias. Esta otra es del maletero, todo revuelto, del Mercedes donde madre e hija fueron detenidas. Se incorpora también un plano dibujado por la policía local para explicar dónde se encontró con Triana.
Tres disparos a sangre fría que vestida de incógnito Montserrat González dirigió a Isabel Carrasco. Ante la jueza, admitió querer matarla por venganza: “Por la injusticia con mi hija que actualmente no puede dormir ya que Isabel le llevaba haciendo la vida imposible desde hace tiempo”.
En el sumario del caso, Triana relata la inquina que madre e hija sentían por su víctima al perder su puesto de trabajo. “Cada día para mí es un sinvivir. No duermo, no salgo, no tengo ingresos. Todo esto se lo comentaba a mi madre. Isabel Carrasco es para mí como un demonio”.
Sobre el día de los hechos, el encuentro entre madre e hija parecía ser casual. “Mi madre venía pálida, nerviosa y desencajada. Me dio una bolsa de tela negra y me dijo que me lo llevase de la zona, que lo hiciera desaparecer, y que se iba hacia el coche”.
Una táctica que Montserrat ha podido utilizar para que toda la culpa recaiga sobre ella. Según este croquis, Raquel Gago no vio que Triana escondía el bolso en su coche. La agente de la policía local no lo llegó a encontrar hasta el día siguiente del asesinato.
“En el bolso identifiqué unos pañuelos, un guante y un bolso más pequeño. Dentro identifiqué algo metálico. La parte central de la pistola. Me quedé sin respiración”, dijo Raquel Gago. Sobre la llamada que Triana realizó al móvil de Gago, la agente todavía encarcelada ha dicho.
“Creo que respondí diciendo sí, no oí nada y colgué. Era un número desconocido. A lo mejor no colgué bien y por eso duró más la llamada”, aseguró. Las tres continúan en prisión sin fianza.