En recuerdo de su asesinato

Vida y obra de Ernest Lluch, referente del diálogo hasta con sus asesinos

Su legado ha marcado el camino a los socialistas en su lucha contra ETA a lo largo de los últimos años. También, por conseguir el actual sistema sanitario. Él puso los cimientos por un sistema válido 30 años después.

La de Ernest Lluch fue una vida de compromiso con las libertades. Ya en la facultad de Económicas de Barcelona lideró la oposición de los estudiantes al franquismo. Fue detenido en varias ocasiones. "Ahí fue cuando empezó a meterse poco a poco en política", ha contado su hija Eulàlia. Lluch dejó una profunda huella en los primeros años de democracia.

FUe diputado socialista por Girona y Barcelona, portavoz parlamentario del PSC y, en 1982, ministro de Sanidad en el primer Gobierno de Felipe González. Hizo del diálogo su bandera. "Habrá que llegar a bastantes acuerdos. Cuantas menos heridas queden, mejor", declaraba hace unas décadas. A finales de los 80, abandona sus cargos, pero no su compromiso político.

Como intelectual catalán, se enamora del País Vasco. "Vio que esta sociedad estaba partida porque tenían un problema grave, que era ETA", explica Eulàlia Lluch pasó temporadas en San Sebastián y centró sus esfuerzos en la búsqueda de una solución dialogada a la violencia de Euskadi. "Ernest Lluch es sinónimo de diálogo para reconducir la situación", reivindica su hija. Eran los años del primer alto al fuego indefinido de ETA, anunciado en 1998.

"¡Los que ahora gritan antes mataban¡ ¡Gritad, porque mientras gritéis, no mataréis!", manifestaba Lluch en San Sebastián en 1999. La tregua duró poco más de un año. La banda terrorista reanudó los atentados, y el 21 de noviembre de 2000, ETA le abatió en su domicilio con dos tiros en la cabeza. "Lo asesinaron porque con el diálogo, con argumentos y su razonamiento estaba tumbando los argumentos de ETA", señala Eulàlia.

Su asesinato conmocionó a todo un país. Sus hijas y la periodista Gemma Nierga condensaban en una sola palabra todo su pensamiento: "Ernest, hasta con la persona que le mató, hubiera intentado dialogar. Ustedes, que pueden, dialoguen, por favor". En frente, una multitud encabezada por el presidente del Gobierno José María Aznar. Diálogo y frente policial que más de una década después terminaron con más de medio siglo de violencia de ETA y un rastro de 829 víctimas mortales.

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