En un encuentro con Thomas Piketty

Yolanda Díaz aboga por acabar con la "deserción fiscal de los hiperricos" y afirma que "no hay igualdad sin impuestos"

Así se ha expresado la vicepresidenta en un encuentro con el economista Thomas Piketty, señalando que no hay nada "más injusto y menos democrático" que el 80% de la recaudación esté sustentada en la aportación de los trabajadores y que para "ensanchar la democracia" no se puede dejar aparte al mundo empresarial.

La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha subrayado que un proyecto de transformación en España requiere terminar con la auténtica "deserción fiscal" de los "hiper ricos" y llegar a la media europea en materia fiscal, que equivale a ingresar al menos 75.000 millones de euros más para fortalecer los servicios públicos. También ha asegurado que trabajará en cambios para fomentar la participación de la toma de decisiones en las empresas y acabar con el modelo "monárquico", que impera ahora en el país, dado que para "ensanchar la democracia" no se puede dejar aparte al mundo de las empresas.

Así lo ha trasladado durante un diálogo con el economista Thomas Piketty, que ha asesorado a Unidas Podemos en el diseño de su programa económico en varias ocasiones, sobre la desigualdad como reto de las sociedades actuales, que ha tenido lugar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y ha sido moderado por Daniel Fuentes, traductor en España de la obra del intelectual francés. El diálogo entre Díaz y Piketty ha generado expectación, dado que media hora antes de que arrancara había una larga cola en las inmediaciones del Círculo de Bellas Artes para entrar en el recinto.

De hecho, se ha habilitado la sala Gómez de la Serna del centro cultural ante la afluencia de personas, dado que la Sala de Columnas, con una capacidad aproximada de 250 personas, se ha completado. Al poco de arrancar el evento, una persona simpatizante del colectivo Frente Obrero ha increpado a Díaz para criticar la reforma laboral "vergonzante", al gritarle: "¡Váyase con la patronal, hombre!". No obstante, la situación no ha ido a mayores y se le ha conducido a abandonar el recinto por parte de la organización.

Un eje central del discurso de Díaz ha sido reivindicar una reforma fiscal justa para, por un lado, acabar con la "anomalía" de España en materia tributaria desde la progresividad y, por otro, fortalecer los servicios de sanidad, educación, dependencia y cuidados. La vicepresidenta ha reivindicado que ella se suma a un proyecto progresista basado en "igualdad" y la "intervención pública", para recalcar que la izquierda no debe tener miedo a hablar de fiscalidad, como preguntarse por qué el tipo máximo del IRPF ha pasado de casi el 80% en al inicio de la democracia a fijarse ahora en el 45%.

Un elemento que revela un proceso de "desfiscalización absoluta" de las rentas altas en detrimento del estado social, para criticar también que no hay nada "más injusto y menos democrático" que el 80% de la recaudación de este tributo esté sustentada en la aportación de los trabajadores, cuando hay 'socimis' que gozan de un tipo impositivo cero o la aportación fiscal de las grandes empresas tecnológicas en España haya sido de 30 millones. "No hay igualdad sin impuestos", ha disertado para defender que la izquierda debe atreverse con este debate, pues el modelo para el futuro no puede ser la austeridad de la crisis de 2008, sino mayor redistribución y más calidad de los servicios públicos.

Además, Díaz ha cuantificado que la distancia con la media fiscal europea, de seis puntos, implica dejar de ingresar 75.000 millones de euros y ha instado a conseguir una legislación tributaria en España del "siglo XXI". También la vicepresidenta ha llamado a trabajar "con seriedad" para lograr una política fiscal realmente común en la Unión Europea. Por otro lado, la titular de Trabajo ha aludido a una de las ideas de Piketty, que alude a fomentar el derecho de voto en las empresas como parte de un "nuevo socialismo", para reprochar que las decisiones en las compañías del país se sigan tomando en los Consejos de Administración, "apegados al reparto de los dividendos" y sin pensar en los retos productivos del país o del sector.

No obstante, ha puesto algunos ejemplos de cogestión asociados a la SEPI, como el caso de Navantia, donde también se cuenta con la participación de los trabajadores, pero ha recordado al histórico sindicalista de CCOO Marcelino Camacho que, durante la reforma del Estatuto de los Trabajadores en los 80, ya pronosticó que la "democracia se había quedado a las puertas de las empresas".

De esta forma, Díaz ha insistido en que para "ensanchar la democracia" también se debe contar con las empresas como "una parte fundamental". En este sentido, ha señalado que a lo largo de este año se va a trabajar en este tipo de medidas y ha recordado que la Constitución Española, en su artículo 129.2, "que nunca se ha desarrollado", recoge la promoción de formas de participación en las empresas y el fomento de las sociedades cooperativas.

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