DURANTE UNA ACTUACIÓN
La Sociedad Gitana Española denuncia que los chistes de Rober Bodegas incitan al odio: "Nos tilda de analfabetos y traficantes"
Rober Bodegas ha sido denunciado por una asociación gitana por el contenido de uno de sus monólogos. El cómico, que ha pedido perdón y que se borre el vídeo de esa actuación, asegura en un comunicado que ha recibido más de 400 amenazas de muerte.
"Esto es un payo que va por un polígono por la mañana y no vende droga", "esto es un payo que el día de su boda no le mete un pañuelo por el coño a su mujer y de hecho, espera que tenga más de 13 años para casarse", para Rober Bodegas son chistes, pero para la comunidad gitana incita al odio.
"Nos tilda de analfabetos y de traficantes de droga de manera generalizada. No se puede hacer humor a cualquier precio", denuncia Miguel Valverde, secretario general de la Sociedad Gitana Española.
El último monólogo del cómico ha reabierto el debate sobre los límites del humor. "Si bromear provoca que no se discienda y se aumente la tensión, pues creo que el error puede ser del que bromea, pero también puede ser del que ve la broma y no quiere entender", señala Goyo Jiménez.
Edu Galán, coeditor de la revista 'Mongolia', asegura que "hasta que no entendamos que eso es una ficción humorística y es diferente a lo que yo piense, vamos a ver casos como el de Rober Bodegas todos los días".
"El público gitano se ríe de ellos, pero con un humor sano, un humor blanco. A nosotros no se nos ocurre hacer chistes de los pederastas ni de los terroristas ni de las víctimas", añade Miguel Valverde.
La sociedad gitana ha denunciado al cómico ante un juzgado de Madrid. Bodegas se ha disculpado en un comunicado y ha pedido la retirada del vídeo del monólogo al canal 'Comedy Central'.
"En vista de las más de 400 amenazas de muerte recibidas en estos días por personas ofendidas, así como la organización de batidas para buscarme y servir venganza, además de los miles de insultos, veo y comprendo el error cometido", reza el comunicado. Añade que no va a denunciar las amenazas, siempre y cuando el asunto se dé por zanjado.