"Por la mañana ya había llamadas"

El 112 de Valencia estuvo recibiendo avisos para rescates desde la mañana de la DANA

Amparo López, gestora de emergencias en el 112 de la Comunidad Valenciana, ha explicado a laSexta cómo el 112 estuvo recibiendo llamadas de gente pidiendo ayuda desde la mañana en la que sucedió la DANA.

Desde la mañana de la DANA, el 112 de Valencia estuvo recibiendo llamadas de avisos de inundaciones, de gente pidiendo ayuda, con el agua en sus casas. Unas llamadas, confirmadas por una operadora a laSexta, que se fueron comunicando al Gobierno de Mazón, que como ya se sabe, no actuó.

Esa misma mañana, Utiel o Requena ya se encontraban literalmente bajo el agua. Una crítica situación que provocó una gran cantidad de llamadas en las oficinas de atención al cliente del 112 de la Comunidad Valenciana. A primera hora empezaron a entrar avisos de gente pidiendo ayuda porque creían que iban a morir.

"Había gente con el agua a unos niveles importantes, ya por la mañana había llamadas de avisos que había que rescatar a gente", desvela Amparo López, gestora de emergencias en el 112 de la Comunidad Valenciana. Unas llamadas de desesperación y miedo de las que desde el 112 se avisó a los responsables de emergencias y, por tanto, al Gobierno de Mazón.

"El número de llamadas que se reciben, el número de casos... la empresa traslada toda esa información a la administración. La administración es conocedora de todo lo que sucede en sala, si hay anomalías o un pico de llamadas se debe trasladar", señala Samuel Decler, delegado de UGT en el Comité Empresas Ilunion Emergencias.

Aún así, y ante la gravedad de esas llamadas, el president de la Generalitat no modificó su agenda y se tardó horas en enviar las alertas a los ciudadanos. Y si desde la sala de atención de emergencias el día fue un caos para los del turno de noche fue un auténtico infierno.

"Había 70 llamadas en espera cuando yo llegué, llegué a ver 85 y seguro que más. Gente que estaba en los tejados nos llamaban muy nerviosos", afirma emocionada Amparo. Para entonces, ya no se pudo evitar lo peor.