Memoria histórica
Arrancan las exhumaciones de los oficiales republicanos del Acorazado España en Narón (A Coruña)
Sus soldados rasos se sublevaron en 1936 a favor del ejército nacional y, a pesar de haber firmado que si se rendían los soltarían, fueron condenados a muerte. Los restos se analizarán en un laboratorio para poder lograr una identificación.
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El grupo Histagra de la Universidad de Santiago de Compostela ha iniciado este lunes la exhumación de la fosa común de O Val en la localidad coruñesa de Narón, en busca de una cincuentena de personas asesinadas en el área de Ferrol durante el inicio de la Guerra Civil en 1936.
Entre ellos se encuentran los que fueron oficiales republicanos del Acorazado España, y cuya fotografía acompaña a estas líneas. Durante el primer año de la Guerra Civil, los marineros rasos se sublevaron contra ellos asesinándolos en apoyo al ejército nacional. Ellos, junto a otros represaliados fueron enterrados en una fosa en el cementerio de Narón donde desde este lunes, junto a sus familiares, están tratando de identificarlos.
María José Díaz es nieta del contramaestre del grupo de oficiales. Visiblemente emocionada asegura a laSexta "nunca" haber visto a su padre "contento el día de Navidad". "Claro, fue el día que mataron a su padre", lamenta Díaz.
Sin embargo, entre los restos de esta cincuentena de personas que se estiman continúan allí, también se incluyen miembros de los barcos Casado o Dómine. Es el caso de la nieta del cabo Manuel, Estefanía Pérez, que ha enseñado la misma pared de la iglesia en la que fue fusilado su abuelo. "Lo que quiero es que mi madre, que ya falleció, descanse con su padre", ha dicho.
A todos estos oficiales de la República se les prometió que si se rendían los soltarían. No obstante, y según relata, el historiador Xosé Manuel Suárez, "los condenaron a muerte, olvidando lo que habían firmado".
Desde primera hora de este lunes, las labores ya han logrado extraer multitud de restos. Los cuáles se analizarán en el laboratorio para conocer si la muerte fue violenta. A esta conclusión se llega mediante la observación de la manera en que los restos óseos están fracturados. Tal y como explica, Fernando Serrulla, forense del Imelga "las lesiones por armas de fuego producen un estallido en el hueso", por lo que "puede identificarse más o menos bien".
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