Hace 50 años, el volcán Teneguía
Así se transforma La Palma: la isla ya ganó terreno al mar con el "volcán amable" hace medio siglo
La Palma es una isla relativamente joven, que va modificándose con las erupciones volcánicas. Con este, de hecho, ya se ha deformado 20 centímetros.
Hace 50 años en la isla de La Palma la lava de otro volcán -el Teneguía- alcanzaba el mar. Estuvo 23 días escupiendo fuego, pero en menos de una semana la lava ya había llegado a la costa. Lo hizo tan rápido porque la distancia del Teneguía al mar era muy corta, no llegaba al kilómetro y medio.
La bruma blanca que se dejó ver en ese momento era concretamente el vapor que se generó al tocar las piedras incandescentes el agua. Se produjo entonces un gas tóxico de azufre que dejó una víctima mortal, un pescador que se había acercado a la costa para pescar.
Hace medio siglo, a penas se tenían registros sobre la toxicidad de esos gases que generaba la lava. El vulcanólogo José Luis Barrera, recuerda que los gases se unían a la nube de vapor de agua y que incluso llegaron científicos desde Francia para tomar muestras.
Todo ese material expulsado que consiguió llegar al mar se solidificó haciendo crecer la isla de La Palma. Como explica Carlos Villaseca, profesor de la facultad de Geología de la Universidad Complutense de Madrid, se creó una plataforma de hasta un kilómetro de ancho y un fondo de 250 metros.
En el caso del Teneguía se ganó muy poco terreno al mar, además, a diferencia del volcán de Cumbre Vieja, afectó a una parte deshabitada de la isla y relativamente pequeña. De hecho, lo llamaron "el volcán amable" porque no hubo explosiones dramáticas.
Los expertos recuerdan que cada volcán es impredecible y que lleva tiempo conocer cómo afecta cada uno a la orografía de la isla. Para saber cómo resultará la isla tras esta nueva erupción, el la lava debe llegar todavía al mar y solidificarse con el paso de los días.
Las razones
El inesperado giro de la investigación del kayakista desaparecido en agosto: fingió su muerte y huyó del país para cobrar un seguro de vida
El kayakista Ryan Borgwardt, desaparecido en agosto de este año, no estaba muerto. Según han descubierto los investigadores, el hombre había contratado un seguro de vida y decidió fingir su muerte para cobrarlo. Esta es la historia de película.