Las asociaciones reclaman empatía y bajas laborales

Así es vivir con una enfermedad inflamatoria intestinal invisible pero incapacitante: "Había días que tenía que faltar a clase..."

El 30% de las personas con alguna enfermada crónica intestinal no acaba la universidad, y el 90% de los alumnos faltan a clase. Por ello, las asociaciones piden mayor empatía social y una baja laboral para adaptar los trabajos a sus necesidades.

La mayoría de los pacientes con una enfermedad inflamatoria intestinal tienen síntomas comunes, como "dolor abdominal, diarrea, o presencia de sangre en las heces", tal y como señala Ana Gutiérrez, gastroenteróloga. Sin embargo, también "pueden tener manifestaciones fuera del intestino", como cansancio o dolor articular.

Antonio puso nombre a estos síntomas cuando llegó el diagnóstico: enfermedad de Crohn. Se trata de una patología inflamatoria intestinal que, al igual que la colitis ulcerosa, es invisible, pero incapacita a los pacientes hasta el punto de condicionar su etapa educativa o laboral.

"Había muchos días que directamente tenía que faltar a clase porque no había pasado una buena noche", recuerda Antonio, a lo que añade: "Tuve muchas faltas de asistencia y el rendimiento académico bajó". En este sentido, Ruth Serrano, directora de la Asociación de Crohn y colitis ulcerosa, destaca que "el 30% no llega a terminar su carrera".

El 55% de estos pacientes, cuando están en fase de brote, ven cómo su productividad se ve afectada. Antonio expresa que la enfermedad "afecta a tu nota y a tu futuro, tanto profesional como educativo, si quieres seguir avanzando en otros niveles de estudio".

Por ello, piden entornos más adaptados, más inclusivos, en función de la edad, como, por ejemplo, las clases: "Sentarnos en un sitio específico en la clase o a la hora de hacer exámenes por si tenemos que ir al baño durante el examen", reclama Antonio, quien también apuesta por la adaptación en las empresas: "Que estén justificadas las falta de asistencia por acudir a citas médicas, o por acudir a tratamientos en hospitales de día".

La gastroenteróloga Ana Gutiérrez advierte al respecto de que "los pacientes van a tener discapacidad asociada a la enfermedad por estos síntomas", mientras que Ruth Serrano lamenta que "impacta en el entorno personal, en el entorno sanitario y en el entorno de los amigos".

Sin embargo, solo el 10% de ellos cuenta con un certificado de discapacidad. De ahí, la necesidad de una mayor concienciación, y también, más apoyo para sentirse amparados y comprendidos por sufrir una enfermedad que, en muchos casos, marca el ritmo de sus vidas.

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