HA AUMENTADO UN 50% DESDE 2010
Aumenta radicalmente el número de niños con trastornos alimentarios: "Lo único importante es estar delgada"
Cada vez más niños viven obsesionados con su peso. Detrás de esos trastornos hay víctimas de bullying, niños sobreprotegidos o influidos por las redes sociales. La anorexia es la tercera enfermedad crónica entre adolescentes.
Cintia decidió que no le gustaba su cuerpo cuando tenía sólo 13 años: "Para mi casi lo único importante era estar delgada, ser el prototipo de chica delgada, adolescente y me afectó mucho y estuve muy obsesionada".
Hoy está en un hospital para trastornos de la conducta alimentaria de Argentona. Tiene anorexia y sus padres lo detectaron hace sólo unos meses cuando dejó de comer: "A tiro pasado ves que por ejemplo quería ir mucho al gimnasio, bajan del autobús una para antes para caminar" dice su padre.
Pero como ella, cada vez más niños pequeños se obsesionan por el peso, hay un 50% más de casos desde 2010: "El trastorno de la conducta alimentaria empieza antes, incluso menores de 12 años, y en poco tiempo evoluciona mucho más rápido, se vuelve mucho más grave" explica Silvia Fernández, jefa de la unidad de infarto juvenil de TCA-ITA.
Son niños con baja autoestima, sobreprotegidos y que suelen sufrir bullying en el colegio: "A mí me afectaba mucho los comentarios que hacían en el cole sobre mi peso, la influencia de las redes sociales…" desvela Cintia.
Hoy el tratamiento, dicen los expertos, debe ser integral: "Evidentemente hay que enseñar nuevas pautas de alimentación combinado con todo un tratamiento psicológico, emocional, donde se aborde la autoestima, donde se aborde cómo canalizar las emociones, donde se aborde cómo aprender a relacionarse" explica Silvia Fernández.
Porque la anorexia es la enfermedad psiquiátrica con la tasa más alta de mortalidad.
Inquietud por la seguridad, la salubridad...
Preocupación entre los padres por el estado de los colegios dañados por la DANA tras el derrumbe en Massanassa
Catorce colegios abren sus puertas mañana lunes tras casi un mes sin que los niños y las niñas pudieran ir a clase. Tras el derrumbe en Massanassa, crece la inquietud en los padres y las madres por su vuelta.