Una marcha a pie y junto a sus vacas

Ni ayudas ni acceso al pasto público por homofobia: una pareja de ganaderos comienza su marcha contra esta discriminación

Baldo e Isidro denuncian los insultos y humillaciones que sufren en su pueblo por ser gais. Algo que les afecta a nivel profesional por las trabas que les imponen. "Quieren echarme de mi pueblo, pero no lo van a conseguir", asegura Baldo.

Baldo, acompañado de su vaca, ha comenzado una marcha por varios pueblos de León para denunciar la homofobia que sufren él y su pareja. Son ganaderos y aseguran que entre otras muchas cosas les niegan el acceso a pastos públicos, con todo tipo de trabas. En cada pueblo que visita, Baldo cuenta al alcalde lo que están viviendo.

Ya han empezado los primeros pasos de la marcha de Baldo y su vaca, de nombre Valenciana. Van a recorrer 115 kilómetros a pie desde su pueblo Tejedo del Sil hasta León para denunciar la discriminación que sufre tanto él como su pareja Isidro en su pueblo por ser homosexuales. "Te llaman maricón o te tocan el pelo o te hacen gestos. Gestos que ves que son para humillarnos", cuenta Baldo. Por su parte, Isidro explica que "él saludaba a la gente los primeros días", pero veía cómo "todo el mundo" le volvía la cara". "Es homofobia lo que hay", asegura.

Insultos y humillaciones que también les afecta en su vida profesional. Denuncian trabas por parte de la Administración a la hora, por ejemplo, de acceder a los pastos de los montes públicos o cobrar las ayudas. "La explotación pasa por un mal momento porque nosotros, nuestras vacas no tienen pasto para pastar", afirma Isidro. "Yo estoy en junta de vecinos de Tejedo y no tengo ningún derecho como vecino", añade Baldo.

La primera parada de su marcha ha sido la localidad Villablino, donde han sido recibidos por su alcalde Mario Rivas. "Gracias y mil gracias por vuestro apoyo. Esto me ayuda a no rendirme", dice Isidro en un discurso que concentró a los vecinos de este pueblo. Les quedan días de recorrido para que los pueblos de alrededor escuchen sus reivindicaciones.

"Deciros -prosigue Isidro- que si aquí no hay solución, iremos hasta Valladolid". No quieren rendirse y exigen los mismos derechos que el resto para poder seguir cuidando a Valenciana y al resto de sus vacas. "Quieren echarme de mi pueblo, pero no lo van a conseguir", asegura Baldo.

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