MUCHOS INMIGRANTES SOBREVIVEN CON LOS PREMIOS QUE LOGRAN

Las carreras como única salida al hambre

Correr para vivir. Un corredor keniano se resistió a abandonar el maratón de Padua a pesar de no mantenerse en pie. Lo hacía por el orgullo de llegar tercero pero sobre todo para no perder el dinero que supone alcanzar el podio. Su caso no es el único: aquí en España también hay muchos inmigrantes que sobreviven con los premios que logran en las carreras.

No sólo lo hacen por amor propio, llegar a meta es para muchos un aliciente para sobrevivir económicamente. Aimad lleva 7 años corriendo en España y comprende perfectamente a quien pone su cuerpo al límite. La organización debería planteárselo, hay carreras que ya tienen premio con tan sólo terminarlas.

Una explicación para escenas como las que laSexta Noticias mostró ayer. Los importes por ganar una prueba varían desde los poco más de cien euros en las carreras amateurs hasta los casi 100.000 para el ganador de la Maratón de Nueva York.

"Antes pagaban más, ya no se puede vivir de esto", dice Aimad. Calambres, deshidratación, agotamiento... aguantan todo con tal de cruzar la línea aunque sea descalzos. Mauri Castillo lleva cuatro años en España sin papeles intentando ser el primero que rompe la cinta en las carreras populares.

Se inscribe en todas las que puede para superar los 400 euros al mes que consigue a través de los patrocinadores. "No me llega", lamenta. A más premios, más ingresos y fama... aunque nadie, ni siquiera los más preparados, están exentos de sufrir para entrar en la meta.

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