CONECTAN EL SURF CON EL CATOLICISMO
Los ‘Christian Surfers’ llegan a las playas de Galicia
En la playa de Pantín, en Valdoviño, se desarrollan durante cinco días el Pantín Surfer. Esta vez, el surf se convierte en un puente entre el mar y la Iglesia. Porque así es que como se define la organización ‘Christian Surfers’, un movimiento misionero internacional que ha enviado una delegación para cuidar de los devoradores de olas, física y espiritualmente.
Marc Pradales, director nacional de Christian Surfers España (CSE), asume los principios de una organización que centra sus tesis en una frase que es toda una declaración de intenciones: «Tenemos pasión por Jesús, pasión por las olas y por servir en la comunidad del surf».
Aunque CSE arrancó en el 2010, la matriz australiana tiene más de treinta años y uno de sus lemas «con el deseo de poder servir a la comunidad del surf y compartir con otras personas esa pasión por las olas y por Jesús» desembarcó en Pantín.
Antes ya estaban presentes a través de sus misiones en las playas de Andalucía, Asturias, Cataluña, Canarias, Euskadi y Valencia. «Dios ha sido mal presentado», dice Marc, un tipo cuya descripción física responde perfectamente a la idea preconcebida que uno tiene de un surfista: larga melena rubia, cuerpo atlético, bronceado y lleva una furgoneta California Beach de color amarillo en la que se puede viajar, vivir y rezar.
Aunque el ambiente en Pantín alcanzará el punto álgido este fin de semana, riders de todo el mundo ya estaban instalados en los alrededores para disfrutar de un campeonato que moviliza a entusiastas de todo del mundo, desde Hawái a Australia, Brasil, Bélgica, Reino Unido, Francia o Japón. El área de competición no dispone de zona de acampada, así que la mayor parte de los devoradores de olas se concentran en el camping vecino de Valdoviño.
Los más osados prueban a hacer noche en las pistas de la zona o en algún pinar, pero no con mucho éxito: el martes, la Guardia Civil le levantó la tienda a varios. Joaquín, que trabaja en los veranos en la escuela y tienda Pantín Surf Camp, dice que lo de coger olas es una especie de bicho que cuando se te mete en el cuerpo ya no sale.
«Iniciarse puede salir por unos quinientos euros que te puedes gastar entre el neopreno y la tabla, aunque hay mucho mercado de segunda mano. Después solo te hace falta un coche y gasolina; las olas son gratis».
Un poco en la línea de los misioneros surfistas, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, destaca en la publicación oficial de la Pantín Classic Galicia Pro que «o surf aporta grandes valores: a superación, a constancia, enseña a amar la naturaleza y respetarla».