El caso de militares ahogados
Las cinco imprudencias en Cerro Muriano: "Si la línea de vida hubiera estado, las muertes se podrían haber evitado"
Los abogados de los familiares de los dos militares fallecidos consideran también un error que continuaran la maniobra con el lago congelado. También señalan al lastres en las mochilas y que soltaran la cuerda, así como que no hubiera una ambulancia cercana.
Cinco son las principales imprudencias que se cometieron el pasado 21 de diciembre durante una maniobra militar en el cuartel de Cerro Muriano, en Córdoba. Un ejercicio en un lago artificial que acabó con dos vidas: la de un soldado de 24 años y la de un cabo de 34.
Así lo entienden los abogados que representan a sus familiares. La que más subrayan es la ausencia de línea de vida. Solo había una cuerda, dicen, que servía de guía, enganchada entre dos árboles. No era de acero, no estaba lo suficientemente tensa y no tenía los anclajes necesarios para asegurar a estos militares.
Antonio Granados, abogado de la viuda del cabo que perdió la vida en esta balsa, ha explicado a laSexta Noticias sus premisas. "Si esta línea de vida hubiera estado realmente, si hubiera estado en las condiciones óptimas que marca el protocolo, estas muertes se podrían haber evitado con toda seguridad", ha indicado. El letrado que representa a la familia del soldado muerto, Luis Ramos, mantiene que "esta cuerda de guía, cuando se agarraron varios de ellos conscientes del peligro, se hundió". También señalan a que no hubiera una ambulancia cercana.
Además, según ha precisado Ramos, el capitán ordenó que soltaran esta cuerda cuando empezaron a agarrarse a ella unos cinco soldados. "La cuerda entonces hizo de látigo y los que estaban agarrados, aunque fuera por debajo de la superficie del lago, se hundieron más", detalla el abogado.
También indican como imprudencia que los soldados fueran lastrados con una mina de 3,5 kilos. Los lastraron como castigo, algo que apuntillan que es ilegal. Una opinión que nos han trasladado familiares de los militares que participaron en esta maniobra. El padre de uno de ellos nos dice que su hijo "llevaba una mina de 3,5 kilos que no suele ser habitual en este tipo de entrenamientos y eso, por supuesto, tampoco ayudó a que no se hundieran".
Con todo, se quejan de que no hubiera cerca ni medidas de seguridad como flotadores o chalecos salvavidas. La quinta imprudencia, entienden, es que el agua estuviera congelada. Unas condiciones poco adecuadas para este tipo de ejercicios. "Si no existían las condiciones óptimas de seguridad para estos militares, no se debería de haber dado la orden de que se continuaran", determina el abogado Antonio Granados, que también va a recurrir para que el caso lo lleve un tribunal ordinario y no uno militar.
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