CIUDADES COMO MILÁN, COPENHAGUE YA TIENEN EL SUYO
Un grupo de ciudadanos madrileños se unen para crear el primer coro de quejas
Hay quien dice que a los españoles nos gusta mucho quejarnos y parece que en Madrid se han empeñado en demostrarlo, han creado el primer coro de quejas madrileño. El sistema es sencillo. Se recogen todas las quejas posibles contra tu ciudad, se escribe una canción y se canta. Ya hay casi 150 ciudades del mundo que tienen su coro de quejas.
Los integrantes del coro de quejas de Madrid se quejan de la contaminación y la suciedad en la capital, pero también de la falta de civismo. "Es un coro de ciudadanos de Madrid que se juntan para cantar quejas, quejas que tienen de su vida diaria", explica Óscar Bueno, codirector del Coro de Quejas de Madrid.
Son el coro de quejas madrileño. Ciudadanos que escribieron sus protestas, las convirtieron en canción y ahora han salido a la calle para que todos les escuchen. "Pensamos que hay una fuerza transformadora, una fuerza, una energía y se está diciendo algo, hay un descontento y ahí se pueden entender muchas cosas", asegura Itxaso Corral, la codirectora del Coro de Quejas de Madrid.
Dicen que quien canta su mal espanta, quizá por eso el Coro de Quejas ha llegado ya a más de 140 ciudades de todo el mundo. En Milán aseguran que no, que su ciudad ni tiene río ni tiene un buen clima; en Tokio se quejan de un aire difícil de respirar; en Copenhague se preguntan por qué los precios acaban en 95 si no existen monedas de 95 y en Holanda hay un chico que rapea contra madrugar para ir al cole.
La idea de un Coro de Quejas es sencilla. "Por un lado la idea de darle voz a las quejas y hacerlo cantando, que es una manera de que resuenen", afirma un miembro del Coro de Quejas, María Villot.
Así que ya saben, si se quieren protestar déjense llevar. Saquen su mejor voz y canten sus quejas en alto.
Las redes banalizan a Franco
Franco 'vive' en las redes y triunfa entre los jóvenes: la ultraderecha blanquea con bulos una dictadura sangrienta
¿Por qué es importante? Un discurso franquista que vuela en internet y que cala en los más jóvenes que entonan ya el cara al sol como si de un hit se tratase. Para llegar a la juventud, la ultraderecha crea incluso vídeos falsos con sus ídolos.